MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Investigadores del Instituto Pasteur (Francia) han visualizado uno de los anticuerpos monoclonales humanos más potentes y neutralizantes contra la rabia. Este hallazgo, publicado en la revista 'Nature Communications', podría permitir proponer nuevas vías, tanto profilácticas como terapéuticas, en la lucha contra esta enfermedad.
La rabia es una encefalitis potencialmente mortal debida a un lisavirus que se transmite principalmente a los humanos por la mordedura o los arañazos de carnívoros terrestres (principalmente perros domésticos). El inicio de los síntomas clínicos y la muerte pueden prevenirse al cien por cien mediante una adecuada profilaxis posexposición (PEP), que incluye vacunas e inmunización pasiva con inmunoglobulinas de la rabia. Hoy en día, entre 15 y 29 millones de pacientes expuestos a la rabia reciben cada año la PEP.
La rabia sigue siendo responsable de aproximadamente 60.000 muertes al año, principalmente en Asia y África, y afecta especialmente a las personas pobres. Sin embargo, desde la primera vacuna desarrollada por Louis Pasteur hace más de 130 años, las medidas profilácticas han mejorado considerablemente. Ahora están compuestas por las inmunoglobulinas, que son costosas y no son fáciles de lograr en países en desarrollo.
"Si, por lo tanto, existen hoy en día medidas de prevención para luchar contra la rabia, la oferta y la demanda son incoherentes en los países en desarrollo. Los tratamientos propuestos no se producen o no están disponibles 'in situ'", lamenta uno de los autores de este trabajo, Félix Rey.
El virus de la rabia solo tiene una glicoproteína (llamada G) expuesta en su superficie. Esta proteína es responsable de la entrada del virus en las células humanas y, por lo tanto, es el único objetivo de los anticuerpos neutralizantes. A pesar de su relevancia médica, no se dispone de datos estructurales sobre la glicoproteína de la superficie del virus de la rabia.
En este trabajo, estos investigadores franceses han descrito la estructura cristalina del anticuerpo RCV20, que revela que implica características altamente conservadas de la glicoproteína viral, racionalizando su amplia reactividad entre las cepas del virus. "Mostramos además que el anticuerpo monoclonal del RVC20 bloquea la fusión de la membrana entre el virus y la célula", apuntan. Por lo tanto, el anticuerpo bloquea la entrada del virus en la célula y su posterior propagación dentro del cuerpo del huésped infectado.
Los nuevos conocimientos aportados por este estudio podrían emplearse no sólo para la profilaxis basada en mAb, sino también para futuras aplicaciones terapéuticas en los casos en que el virus ya haya entrado en el sistema nervioso y para los que todavía no exista una cura. "La idea que subyace a estos estudios es poder proporcionar un sustituto a la profilaxis posterior a la exposición real para protegerse contra la rabia", concluye Rey.