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Expertos españoles hallan una relación muy estricta entre estos fragmentos derivados de ARN de transferencia y cáncerCIC

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

Expertos dirigidos por la investigadora principal del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC, centro mixto de la Universidad de Salamanca y del CSIC), Sandra Blanco, han hallado una relación muy estricta entre estos fragmentos derivados de ARN de transferencia y cáncer.

Las instrucciones para la producción y mantenimiento de las células están contenidas en el ADN, si bien para que dichas instrucciones se puedan llevar a cabo, el ADN debe copiarse (transcribirse) para crear ARN.

Los ARNs pequeños no codificantes se descubrieron en 1993 en eucariotas y posteriormente han sido identificados en procariotas. En este sentido, el ARN no codificante (ncARN) engloba a aquellas moléculas de ARN que, aunque no codifiquen directamente proteínas, desarrollan funciones fundamentales en una célula.

De hecho, según han explicado los expertos, la investigación del ARN no codificante es clave porque en determinadas patologías, como el cáncer o durante infecciones virales, está alterado. La investigación del ARN no codificante ha permitido distinguir subgrupos denominados miRNA, siRNA y piRNA, pequeñas moléculas generadas por la fragmentación de moléculas mayores, su estudio es primordial porque tienen la habilidad de bloquear la expresión de genes específicos, mediante un mecanismo conocido como interferencia por ARN.

Además, los estudios del transcriptoma y los avances en nuevas tecnologías de secuenciación han permitido el descubrimiento de diferentes tipos de fragmentos derivados de ARN ribosomal y ARN de transferencia denominados rRF y tRF respectivamente.

Últimamente se ha descrito cómo los tRFs, originariamente considerados como productos intermedios de degradación inespecíficos, desarrollan diferentes funciones en las células como respuesta al estrés, formación de proteínas truncadas que tienen papeles diferentes de las originales, silenciamiento de la expresión génica, transcripción y traducción.

En el caso de rRFs, se ha descrito que regulan el metabolismo y procesamiento del ARN ribosomal. Asimismo, los expertos han explicado que investigar su función es fundamental para comprender en qué procesos patológicos pueden estar involucrados, como desordenes metabólicos, inmunológicos, neurológicos o cáncer.

Por tanto, mediante el nuevo estudio se ha analizado la clasificación, biogénesis y función de estos fragmentos, principalmente su papel en la inmunidad, la infección viral y el cáncer. En concreto, han descrito cómo estos fragmentos se originan mediante la acción de endonucleasas, enzimas que catalizan una ruptura en el interior de una cadena polinucleotídica como el ARN.

"Además, queremos destacar cómo la formación de estos fragmentos parece conectada a modificaciones covalentes posttranscripcionales del ARN como las metilaciones. Esta conexión indica que el proceso no es aleatorio, y originariamente pensábamos que sí lo era. Estas metilaciones en el ARN de transferencia tienen la habilidad de proteger a la molécula de ARN del procesamiento por endonucleasas, previniendo la formación de los fragmentos", ha dicho Blanco.

Con relación al sistema inmune e infecciones virales, el grupo de investigación ha descrito cómo determinados virus pueden inducir la formación de tRF, que a su vez refuerzan la replicación del virus en la célula huésped y bloquean el sistema inmune. Su acumulación puede llevar a una baja activación de linfocitos T y B, principales actores de la respuesta inmune.

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