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El coloso del petróleo holandés, Royal Dutch Shell, han caído un 4,06% tras ganar un 23% menos en 2019. La compañía lo atribuye a unos menores precios del crudo que, a su vez, se deben al temor a una recesión económica mundial y a las tensiones geopolíticas que ponen en jaque su oferta y demanda.
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En total, el beneficio neto de Shell durante 2019 ascendió a 16.462 millones de dólares respecto a los 21.404 millones del año anterior. Los analistas pronosticaron unas ganancias de 17.770 millones.
"Si queremos cumplir nuestras promesas, por ejeplo, la de la recompra de 25.000 millones en acciones, las condiciones macro nos condicionará claramente", ha asegurado el CEO del grupo, Ben van Beurden. "Nuestras intenciones siguen siendo las mismas", ha apostillado.
Y el petróleo sigue poniendo en jaque a las compañías que viven de el. Tanto el Brent como el West Texas están marcando últimamente mínimos de hace meses.
A la preocupación macro y la tensión en Oriente Medio se ha sumado el coronavirus. Esta pandemia amenaza especialmente a China, el mayor comprador de crudo del mundo. Falta por ver las cuentas de otras dos grandes petroleras, BP y Total, que se confesarán ante el mercado a lo largo de la próxima semana.
