- 0,051£
- 1,34%
BP ha presentado este martes sus resultados del tercer trimestre, con los que ha pulverizado todas las previsiones en lo que a beneficio subyacente se refiere. Y es que en el periodo comprendido entre julio y septiembre la petrolera ha logrado situar esta magnitud en los 8.200 millones de dólares, lo que lleva ya a muchos a hablar de la necesidad de imponer un impuesto por las ganancias extraordinarias. No obstante, ha registrado pérdidas atribuibles a los accionistas de 2.163 millones. Asimismo, la empresa ha anunciado que invertirá otros 2.500 millones de dólares en recomprar acciones.
Las ganancias cosechadas en el tercer trimestre contrastan con el beneficio subyacente de 3.300 millones que logró en el mismo periodo de hace un año, y siguen al beneficio de 8.450 millones de dólares, el más alto en 14 años, que sumó en el segundo trimestre del año. Los expertos encuestados habían vaticinado que en este tercer trimestre el beneficio subyacente se situaría en 6.000 millones, sin embargo la empresa ha batido las previsiones del consenso.
En lo que va de año, es decir, en los nueve primeros meses, el beneficio subyacente se ha situado en los 22.846 millones de dólares, muy por encima de los 8.750 cosechados en el mismo periodo del año anterior.
Respecto a las pérdidas atribuibles al accionista, BP ha contabilizado 13.290 millones entre enero y septiembre, frente a las ganancias de 5.239 millones del mismo periodo de 2021.
El flujo de caja operativo en el trimestre fue de 8.300 millones. Mientras, la deuda neta cayó por décimo trimestre consecutivo hasta llegar a 22.000 millones de dólares al final del tercer trimestre.
Durante el tercer trimestre, BP generó un flujo de caja excedente de 3.500 millones y tiene la intención de ejecutar una recompra de acciones de 2.500 millones antes de anunciar sus resultados del cuarto trimestre, lo que eleva el total de recompras de acciones anunciadas en 2022 a 8.500 millones, equivalente al 60% del flujo de caja excedente en lo que va de año.
"Los resultados de este trimestre reflejan que seguimos actuando mientras nos transformamos. Seguimos centrados en ayudar a resolver el trilema energético: energía segura, asequible y con menos emisiones de carbono. Proporcionamos el petróleo y el gas que el mundo necesita hoy y, al mismo tiempo, invertimos para acelerar la transición energética. Nuestro acuerdo con Archaea Energy es el paso más reciente en nuestra transformación estratégica de BP", ha comentado Bernard Looney, CEO de la compañía.
Lo cierto es que las mayores petroleras y gasistas del mundo han registrado beneficios extraordinarios en los últimos meses debido a la subida de los precios de las materias primas tras la invasión rusa de Ucrania. Esto ha provocado que sean muchos quienes pidan que se creen impuestos sobre las ganancias récord de estas compañías, sobre todo teniendo en cuenta que el aumento de los precios de las materias primas ha disparado la inflación en todo el mundo.
De hecho, el presidente de EEUU, Joe Biden, pidió este lunes a las grandes petroleras que dejen de "aprovecharse de la guerra" y amenazó con aplicar impuestos más altos si los gigantes de la industria no trabajan en intentar rebajar los precios del gas. En Europa también se está planteando, después de que algunos países como España hayan ya creado un tributo para gravar los beneficios extraordinarios.
"Dada la solidez de los resultados recientes de sus pares en ambos lados del charco, no sorprende que BP también se haya unido a la fiesta mientras mantiene una mirada firme en el futuro", comentan en Interactive Investor. "Desde una perspectiva amplia, la empresa se encuentra en una forma cada vez más sólida, lo que le permite perseguir sus ambiciones a largo plazo de convertirse en una empresa energética integrada", añaden.
En AJ Bell opinan que "para cualquiera que se enfrente a aumentos deslumbrantes en sus facturas de energía, los últimos resultados extraordinarios de BP serán como un trapo rojo para un toro". "Los resultados mejores de lo esperado y el efectivo adicional que se ofrece a los accionistas solo se sumarán al creciente clamor por un impuesto sobre las ganancias inesperadas".