• Cada universidad tiene su propia normativa aunque finalmente queda al criterio de los profesores

China, el país donde más falsificaciones se fabrican a nivel mundial, quiere acabar con los copiones pero dentro del aula. El Gobierno ha anunciado que los estudiantes que sean pillados copiando serán amonestados y llevarán los antecedentes en su expediente. Mientras, España carece de una normativa al respecto aunque cada centro dispone de una respuesta ante los infractores.

En España no existe una normativa tan específica como la que quiere desplegar el Gobierno chino para acabar con las infracciones entre estudiantes. Aún así, según destaca La Información, el único reglamento que se podría aplicar en estos casos es el Decreto del 8 de septiembre de 1954.

Las universidades reconocen que la última decisión está en manos de los profesores

Los propios centros han tenido que regular la sanción para castigar este tipo de prácticas, aunque normalmente las únicas represalias son la expulsión de la convocatoria y el suspenso automático. La mayor parte de las universidades reconocen que al final la última decisión está en manos del profesor, tal y como recoge la publicación digital.

Aún así, en la Universidad Pública de Navarra todos los estudiantes están obligados a firmar una declaración de honestidad académica con la que se comprometen a no copiar. “Por la presente, me comprometo a no hacer uso de medios fraudulentos para la superación de mis estudios en la Universidad Pública de Navarra”, incluye el documento de la institución.

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LA TECNOLOGÍA, AL SERVICIO DEL 'COPIÓN'

Al igual que en otros campos, la tecnología también ha cambiado la manera en la que los estudiantes copian durante sus pruebas educativas. Pinganillos, auriculares, Bluetooth y aplicaciones como WhatsApp han dejado atrás las típicas 'chuletas' en bolígrafos o escondidas en las prendas de vestir.

Algunos estudiantes han ideado sofisticados sistemas de radiofrecuencia con los que esconden pinganillos mientras sus compañeros utilizan aparatos similares a un teléfono móvil para redactar las respuestas del examen desde fuera del aula.

Y el popular WhatsApp también se ha colado en el aula. La Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) denunció en 2013 ante la Fiscalía de Barcelona a la Academia Sol por filtrar supuestamente a través de la aplicación las respuestas de un examen de la asignatura Electromagnetismo de segundo curso de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona.

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