warren buffett

Warren Buffett, el Oráculo de Omaha, el cazador de gangas, el multimillonario inversor estadounidense, el dueño del conglomerado empresarial Berkshire Hathaway, tiene 83 años y a su alrededor siempre surge la pregunta del millón: ¿qué pasará cuando falte el hombre que ha sido capaz de crear un imperio que fabrica dinero?

El analista de Motley Fool, David Hanson, ha comentado con Larry Cunningham, autor de libros como “Los Ensayos de Warren Buffett: lecciones para una América Corporativa” o “Berkshire más allá de Buffett: el perdurable valor de los valores”, los principios que deben regir una compañía en la que todas las filiales se mantienen unidas, se gestionan como una sola organización y cómo la lógica y la coherencia son la base de esa gestión. El propio Buffet autorizó a Cunningham a hablar de Berkshire sin él, cuando leyó su primer libro y aseguró que “ha hecho un gran trabajo analizando nuestra filosofía”.

Lo primero que responde Cunningham a la pregunta de cómo está siendo el proceso de selección del sucesor de Buffet, es que no es como otros en los que se busca al mejor gestor, sino que hay que ser lo que es Buffet. ¿Y qué es él? Inversor, presidente, accionista de control, “no es solo una personalidad, sino una institución, una cultura”.

El especialista en Buffet cree que el diseño de su sucesión no es un secreto. Se dividirán las funciones: un consejero delegado (CEO), un equipo de inversores, un accionista de referencia que se quedará en familia (todo apunta a que será Howard, el hijo mayor de Buffet), y un presidente. Buffet ya ha planeado que durante los próximos 10 o 12 años, de manera gradual, su participación se irá transfiriendo a diversas fundaciones, algunas dirigidas por sus otros hijos, y a la del fundador de Microsoft, Bill Gates.

Pero hay un último eslabón en esta,hasta ahora, perfecta cadena: la cultura de la organización. Ese es el secreto de Warren Buffet.

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