Jean_Tirole

El economista francés Jean Tirole, distinguido este año con el Premio Nobel de Economía, es poco conocido por la audiencia general, pero la academia sueca lo ha definido como uno de los economistas más importantes de nuestro tiempo.

El experto en finanzas ha centrado su trabajo en el poder de las grandes compañías y cómo debería ser controlado para beneficiar también a los consumidores. No es un economista que ocupe titulares, pero sí puede enseñarnos mejor a entender el poder del mercado. Y hay tres razones por las que su trabajo es, en estos momentos, más relevante que nunca:

1.- Todavía estamos en la ola de privatizaciones que empezaron en los 80, con los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Hay industrias enteras, como las telecomunicaciones, el agua, la electricidad, los aeropuertos y los trenes que son monopolios naturales o en las que sólo puede haber unos pocos competidores, pero que han sido vendidos al sector privado, señala el columnista de MarketWatch Matthew Lynn.

Ahora se han creado oligopolios que no siempre ofrecen los mejores precios, no invierten en el futuro tanto como deberían o no tratan a sus clientes con todo el cuidado que merecen. La competencia no va a ordenar estos mercados, porque en algunos sectores no es posible. La cuestión ahora es cómo regularlos para que funcionen para los consumidores.

2.- Internet está creando sus propios monopolios. Google en las búsquedas, Amazon en los libros, PayPal en los pagos por Internet, eBay en las subastas, etc. Esto lanza hacia arriba a las compañías con enormes cuotas de mercado, con muchos datos de sus clientes y un gran control sobre los proveedores. Tirole no cree que esto suponga un problema, ya que cuando las grandes compañías de Internet abusan de su posición, pueden ser reemplazadas rápidamente por una pequeña startup más astuta. Es el caso de Microsoft e IBM, que pasaron de ser grandes gigantes a ver cómo otras compañías les robaban cuota de mercado.

3.- Por último, Lynn señala que la globalización ha creado un grupo de megaempresas que están más allá de cualquier control nacional. Pagan pocos impuestos y prestan poca atención a las leyes locales. Si no les gusta algo, simplemente pueden trasladarse a una jurisdicción más favorable. Los grandes bancos son un ejemplo.

La economía no ha hecho mucho por cubrirse de gloria en los últimos años: no predijo la crisis financiera de 2008 y ha ofrecido pocas herramientas para arreglar el desastre que dejó el estallido. Pero puede hacer que los mercados funcionen de una manera más eficiente, objetivo al que están orientados los trabajos de Tirole.

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