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Angela Merkel, canciller de Alemania

Hay un riesgo evidente de que Alemania entre en recesión. Al menos eso es lo que está descontando el mercado actualmente, ya que la rentabilidad del Bund, el bono alemán a 10 años, se ha situado por debajo del 0% por primera vez desde 2016.

"El ciclo económico alemán está en cuestión", afirma Apolline Menut, experto de AXA IM, debido a que la economía germana se ha frenado significativamente en 2018, lastrada por la debilidad del comercio global y la pobre evolución del consumo privado.

Hay factores extraordinarios que afectaron a las exportaciones en el segundo semestre del año pasado, como la caída en la producción de automóviles y de productos químicos, pero Menut prevé que "el entorno externo será más favorable en la segunda mitad de 2019, ya que los estímulos chinos tendrán efecto a mediados de año". Además, este experto espera que la incertidumbre relacionada con el Brexit "disminuya", aunque "posiblemente con cierto retraso".

No obstante, también anticipa que la inversión empresarial seguirá mostrando debilidad por el aumento de los costes laborales y las preocupaciones sobre la demanda, que seguirán afectando a las perspectivas de inversión. Por eso, pronostica que deberá ser el consumo privado, beneficiado por el estímulo fiscal y el aumento de los salarios, el que salga al rescate de la economía germana, junto a la prevista normalización del sector automovilístico.

Así, AXA IM señala que los riesgos están sesgados a la baja y son principalmente externos: la falta de estabilización en China, un Brexit desordenado y la imposición de aranceles al automóvil en EEUU. "Son las principales amenazas para la economía alemana", concluye esta firma. En cualquier caso, su estimación es que Alemania registre un crecimiento anual del 0,9%.

INVERSIÓN DE LA CURVA EN EEUU

El último dato que ha hecho saltar todas las alarmas ha sido el PMI manufacturero germano, que ha caído en marzo a 44,7 desde el 47,6 registrado en febrero, su cota más baja en seis años. Esta debilidad también se ha traslado a la zona euro y ha sido constatada también por el sector manufacturero estadounidense, lo que a su vez ha provocado la primera inversión de la curva de tipos en Estados Unidos desde 2007, antes de la Gran Recesión.

El rendimiento del bono americano a 3 meses ha repuntado hasta el 2,46%, mientras la rentabilidad del bono a 10 años ha bajado con fuerza hasta el 2,45%, un hecho que no sucedía desde hace doce años. Las últimas recesiones en EEUU han estado precedidas de una inversión de la curva de tipos, aunque las referencias más utilizadas son los bonos a 10 y 2 años, cuya curva todavía no se ha invertido. En cualquier caso, la preocupación es palpable en el mercado.

"Los anuncios ultra acomodaticios de la Fed, la debilidad de los datos del PMI manufacturero de marzo y las incertidumbres geopolíticas y comerciales han provocado la primera inversión de la curva de tipos desde la Gran Recesión, ya que el diferencial entre los bonos a 3 meses y 10 años se ha vuelto negativo", destacan los expertos de Oxford Economics.

"Actualmente", concluye Oxford Economics, "no prevemos una recesión estadounidense en el horizonte, pero observamos el aumento del riesgo de que la política acomodaticia de la Fed y el sesgo de recesión puedan llevar a una profecía de autocumplimiento".

En su opinión, el cambio de enfoque del banco central puede hacer pensar al mercado que existe un riesgo de recesión, pese a que los fundamentales de EEUU son sólidos. Sin embargo, puede producirse "un retroceso del sector privado por la incertidumbre política y la acomodación de los bancos centrales", un riesgo importante que monitorizarán en los próximos meses y del que tampoco se libra Alemania.

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