"La independencia no garantiza la soberanía". Son las palabras de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), durante un discurso pronunciado en la Universidad de Bolonia.
El banquero central italiano ha realizado un alegato a favor de la integración europea como la mejor forma de que los países que forman la Unión Europea y la zona euro mantegan su soberanía.
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Mario Draghi ganó un 1,1% más como presidente del BCE durante 2018En un discurso en el que ha dejado al margen la política monetaria, Mario Draghi ha señalado que los ciudadanos europeos parecen dar la bienvenida a los beneficios producidos por la integración económica a través de la UE, sobre todo en lo que se refiere a la libre circulación de personas, bienes y servicios, es decir, el Mercado Único. "En la zona euro, el 75% de las personas está a favor del euro y la Unión Monetaria, y el 71% de los europeos apoya la política comercial común de la UE", ha señalado.
Sin embargo, al mismo tiempo, Draghi ha destacado que las actitudes públicas hacia las estructuras políticas de la UE parecen estar endureciéndose. "La confianza media en la UE es del 42%, frente al 57% en 2007. Esta disminución se ha producido en el contexto de una pérdida general de confianza en las instituciones públicas, ya que la confianza en los gobiernos nacionales y los parlamentos se ha reducido a solo el 35%", ha alertado.
Esta tensión entre la integración económica y la cooperación política es alimentada por una poderosa creencia de que existe un compromiso inherente entre ser miembro de la UE y la capacidad de los países para ejercer la soberanía. "En esta forma de pensar", ha opinado Draghi, "si los ciudadanos quieren poder ejercer un mayor control sobre sus destinos, tienen que aflojar las estructuras políticas de la UE. Pero esta creencia es errónea".
"Está mal porque confunde independencia con soberanía", ha añadido el dirigente. En su opinión, "la verdadera soberanía se refleja no en el poder de hacer leyes, como sería una definición legal, sino en la capacidad de controlar los resultados y responder a las necesidades fundamentales de las personas: lo que John Locke define como su 'paz, seguridad y protección pública'. La capacidad de tomar decisiones independientes no garantiza a los países dicho control. En otras palabras, la independencia no garantiza la soberanía".
Draghi ha puesto como ejemplo extremo a los países que están completamente alejados de la economía global, que son independientes pero no soberanos en ningún sentido significativo y a menudo dependen de la ayuda alimentaria externa para alimentar a su gente. "Sin embargo, estar conectado a través de la globalización también aumenta la vulnerabilidad de los países individuales de muchas maneras", ha añadido.
Estos países están más expuestos a los efectos financieros y a las agresivas políticas comerciales de los estados extranjeros, mientras que el aumento de la competencia dificulta que los estados se coordinen entre sí para hacer cumplir las regulaciones y establecer estándares con el fin de alcanzar sus objetivos sociales. Esto restringe su control sobre las condiciones económicas domésticas.
En este entorno, Draghi considera que "los países deben trabajar juntos para ejercer la soberanía. Y esto se aplica aún más dentro de la UE. La cooperación dentro de Europa ayuda a proteger a los estados de las presiones externas y ayuda a habilitar sus opciones políticas", ha concluido.