El tercer viernes de cada trimestre, tal día como mañana, vencen las opciones y futuros sobre índices y acciones tanto en Europa como al otro lado del Atlántico, lo que suele traducirse en una jornada de fuerte volatilidad, o eso es lo que le gusta decir a medio mundo.
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Mi experiencia me dice que "no es tan fiero el león como lo pintan". Es cierto que hay vencimientos más volátiles que otros, pero por lo general diría que lo que les caracteriza es un mayor incremento del volumen. Volumen que, por otro lado, se empieza a notar desde comienzos de la semana y que, poco a poco, se suele ir incrementando conforme se aproxima el vencimiento. De hecho, me atrevería a decir, aunque es una opinión personal, que los movimientos más volátiles se suelen producir justo en las sesiones más inmediatas al vencimiento y no tanto en el viernes del mismo (aunque creemos que en esta ocasión será diferente puesto que los mercados tienen que encajar el resultado del referéndum en Escocia que se conocerá mañana). De hecho, no suele ser normal que los inversores/especuladores dejen para el último día el “rolo” (roll over) de las posiciones. Al fin y al cabo, un vencimiento no es más que una fecha límite en la cual vencen (se ejecutan) muchos productos derivados y en el que hay que decidir si cerramos la posición o por el contrario nos “rolamos” (traspasamos) al siguiente vencimiento. De lo que sí que estoy convencido es de que, una vez que el vencimiento finaliza, es como si los mercados quedaran de alguna manera liberados, como si se les quitara un gran peso de encima.