Los responsables de las políticas del Banco Central Europeo (BCE) se han reunido el viernes para evaluar qué medicina administrar a una cada vez más enferma economía de la zona euro, provocando profundas tensiones dentro del Consejo de Gobierno.
Según informa Reuters, en la reunión el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, aseguró que no ve necesario un estímulo fiscal en Alemania, rechazando una petición poco velada del presidente del BCE, Mario Draghi, para que Berlín aumente sus niveles de inversión pública con el objetivo de ayudar a sostener la zona euro.
Alemania, un fuerte defensor de la austeridad fiscal, está siendo presionada por países como Estados Unidos y funcionarios financieros de todo el mundo para que destine su gran superávit actual y su margen de maniobra presupuestario para invertir. El gobierno de Ángela Merkel se está quedando sin argumentos, de hecho se ha visto obligado a recortar sus previsiones de crecimiento para 2014 y 2015.
Alemania, un fuerte defensor de la austeridad fiscal, está siendo presionada por países como Estados Unidos y funcionarios financieros de todo el mundo
En concreto, el ministerio de Economía ha rebajado sus estimaciones de mejora del PIB para 2014 hasta el 1,2%, desde el 1,8% anterior; y hasta el 1,3% para 2015, desde el 2% previo.
Benoit Coeuré, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, por ejemplo, dijo que los gobiernos pueden ayudar a contrarrestar los bajos precios con "política fiscal, cuando esté disponible sin poner en duda la sostenibilidad a largo plazo de la deuda", palabras que han sido interpretadas como destinadas a gobiernos como el alemán para que inviertan.
PROFUNDAS DIVISIONES
En todo caso, el desencuentro entre el estricto Weidmann y los cercanos a Draghi como Coeuré subrayan las profundas divisiones dentro del Consejo sobre hasta dónde debería llegar el BCE para apoyar la economía, en un momento en que los agitados mercados buscan seguridad.
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Weidmann desestimó la sugerencia de que más inversión pública en Alemania puede ayudar a otras economías de la zona euro, al mismo tiempo que no tuvo ningún reparo en criticar los planes del BCE de comprar valores respaldados por activos (ABS, por sus siglas en inglés), una estrategia rechazada por otros altos cargos del BCE.
"El impulso a los países periféricos por un incremento de la inversión pública alemana es (...) probable que sea insignificante", dijo Weidmann en una conferencia en Riga (Letonia), donde también habló Coeuré.
"Y con la economía operando a una capacidad normal, Alemania tampoco tiene necesidad de estímulo, y esto seguirá así con las previsiones revisadas que siguen hablando de crecimiento en línea con su potencial", añadió.
ASÍ ESTÁN LAS COSAS
Lo cierto es que el BCE ya rebajó las tasas de interés a mínimos históricos y desveló un plan para comprar activos del sector privado -bonos cubiertos y ABS-, pero Berlín se opone a gastar más y otros gobiernos se están tomando tiempo con las reformas estructurales que pide Draghi.
El presidente del BCE cree que así se estimulará el mercado y las empresas tendrán una fuente alternativa de crédito.
"Esta discusión sobre si el BCE se convertirá en un 'banco malo'... francamente, es una tontería"
No obstante, Weidmann argumentó que estas compras "son problemáticas cuando implican una transferencia de los riesgos de los bancos a los balances del banco central. Al final, podría significar transferir el riesgo de los bancos al contribuyente".
En Viena, otro miembro del Consejo del BCE, el jefe del banco central austriaco, Ewald Nowotny, calificó estas palabras como "una tontería", según dice en su artículo Reuters.: "Esta discusión sobre si el BCE se convertirá en un 'banco malo' nos está inundando desde Alemania hasta aquí. Hablando francamente, es una tontería, porque cuando miramos los balances del BCE, la posible porción de ABS es tan pequeña (...) que no puede compararse de ninguna forma a un 'banco malo'", afirmó.