- Pierde la confianza en importantes demócratas
- Le quedan dos años trabajando con los republicanos
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, va a tener que hacer frente a dos años muy duros después de la derrota demócrata en el Senado norteamericano, que junto al Congreso, pasa a manos del Partido Republicano.
SE QUEDA SIN PROPUESTAS ESTRELLA
Así, el mandatario estadounidense se va a quedar sin poder realizar varias de sus propuestas estrella por la falta de apoyo, como la reforma sanitaria o el cambio en la regulación sobre la inmigración, promesa que le granjeó el apoyo de buena parte de la comunidad latina.
Ahora, Obama va a tener que lidiar con Parlamento hostil para poder designar cargos gubernamentales, embajadores, jueces u otros puestos de relevancia, dado que el Senado tiene que ratificar estos nombramientos.
Además, ha perdido a un aliado de vital importancia en el Senado: el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, que será sustituido a partir de enero por el republicano Mitch McConnel.
MILITANTES RENEGADOS
Obama también ha perdido la confianza de importantes militantes, que ante el coste político que les podía suponer la cercanía con el presidente, han optado por alejarse del mandatario para tratar de perder el menor número de votos en las elecciones del pasado martes.
Y lo más importante, el líder demócrata se va a quedar si poder aprobar las propuestas legislativas que avalaron su candidatura en las elecciones de 2012, cuando consiguió un segundo mandato al frente de la Casa Blanca.
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