- Las asociaciones de pymes y los empresarios hablan de relaciones personales
Enric es catalán, dueño de una pyme y voluntario del movimiento por la consulta catalana Ara és l'hora! Aún así, no cree que ninguna de las opciones que se plantean en el tablero catalán fuese a suponer una ruptura de las relaciones económicas con el resto de España. Y explica: “Los que mandan son los números. Si tengo proveedores o clientes en Valencia, ¿vamos a perder ellos o yo facturación por renunciar a las relaciones comerciales con Cataluña?”. Es una pregunta al aire con una clara respuesta, “no”, aunque también reconoce que “si la cuerda se tensa, buscaría proveedores aquí”. Su conclusión es sencilla: “Por qué trabajar con un proveedor más caro y encarecer mi producto simplemente por no comprar a Madrid”.
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Entre sus proveedores, un 50% no son catalanes y, entre sus clientes, trabaja para dos distribuidores importantes en Cataluña que sirven a España, por lo que su producto final sale de las fronteras catalanas. Este pequeño empresario cree que si los grandes ejecutivos catalanes no se pronuncian o lo hacen en favor de evitar la consulta soberanista es porque, como en Europa, “cualquier situación que suponga un cambio no les gusta. Como están las cosas ya les funciona”.
En el plano comercial hay preferencias que no son ideología política
Uno de los más importantes Ejecutivos catalanes, el presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, nunca ha querido implicarse en el debate político. El pasado lunes Fainé mostró una gran complicidad con el alcalde de Sevilla, el popular, Juan Ignacio Zoido, en el Real Alcázar de la capital andaluza durante la cena previa a el Congreso anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), es sólo una muestra de la buena relación que pueden mantener un gobernante del Partido Popular y un empresario catalán. Los vínculos comerciales entre Cataluña y el resto de España no parecen estar en peligro en las altas esferas, pero tampoco a pie de calle, donde se mueven las pequeñas y medianas empresas, como la de Enric, que sí viven el 9N de cerca y que se posicionan a favor de la consulta con la naturalidad de un ciudadano más.
A la gran empresa le va bien tal y como están las cosas ahora
El siempre activo presidente de Freixenet, Jose Luís Bonet, ha sido uno de los últimos en pronunciarse esta misma semana desde Madrid, donde ha asegurado sobre una posible “secesión” de Cataluña que “no lo contemplo, creo que no va a ser”. También presente en Sevilla, Bonet se ganó el aplauso de los más de 2.500 directivos que asistieron al evento con un “Freixenet es una empresa catalana y, por tanto, española”. Un discurso unionista que se une al de José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, y que siempre se ha mostrado contrario a la independencia.
Bonet añadió durante sus declaraciones en Madrid que tampoco las multinacionales parecen barajar este escenario, porque no ha visto “ningún movimiento”, a pesar de informaciones sobre por ejemplo los bancos catalanes, que podrían imitar a los escoceses y amenazar con trasladar sus sedes a Madrid en caso de secesión, tal y como habrían advertidos analistas internacionales como los del banco suizo UBS.
Enric asegura que más allá de comentarios personales y de intercambiar opiniones, el movimiento soberanista de Cataluña no ha trascendido a la relación comercial con sus clientes y proveedores. Pero, ¿podría hacerlo si el escenario se acerca a la independencia con un referéndum vinculante o unas elecciones plebiscitarias? “Ni todo es blanco ni todo es negro”, responde Enric: “Seguro que habría alguno que, de entrada, cambiaría su actitud, pero el punto de vista comercial tiene unas preferencias que no se basan en la ideología política”. Una percepción que se demuestra de forma constate en el comercio mundial, donde hay muchos ejemplos de relaciones transaccionales entre estados con regímenes políticos diametralmente opuestos.
No encareceré mi producto solo por no comprar a Madrid
No hablan tan claro desde el llamado Ibex 35, en concreto, desde la que se podría denominar “facción catalana” de los grandes empresarios. Entre los máximos dirigentes de las compañías catalanas que cotizan en el principal índice de la bolsa española impera el distanciamiento del proceso soberanista. Abertis, Banco Sabadell, CaixaBank o Gas Natural Fenosa se ajustarían al “les va bien cómo están las cosas” de Enric. Solo una excepción, Víctor Grifols, presidente de Grifols, que ha pedido una consulta ciudadana “con dignidad”, pero se ha desmarcado de la independencia. La compañía dedicada a los hemoderivados tiene la mayor parte de su negocio fuera de España.
En esa línea de apoyo al derecho a decidir se manejan también organizaciones empresariales intermedias entre ese omnipotente e influyente Ibex 35 y las pymes: PIMEC (la patronal que representa las micro, pequeñas y medianas empresas y los autónomos de Catalunya), CECOT (que también representa a pymes, microempresas y autónomos) y la Cambra de Comerç. Claramente a favor de la independencia se posiciona el Cercle Catalá de Negocis (CCN), dedicado “realizar estudios de carácter económico, político y jurídico con el objetivo de construir las bases de los argumentos de la independencia de Cataluña”. Plantean incluso la salida de la Zona Euro: “Aunque probablemente no sea imprescindible estar en la Unión Europea, desde el CCN consideramos que es el lugar donde tenemos que estar a pesar de todas las críticas que la UE pueda recibir”.
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Juan Ignacio Zoido, anfitrión de Fainé en Sevilla y también presidente del Partido Popular de Andalucía, recordaba ante el empresario catalán cómo surgió la idea de celebrar la asamblea de CEDE en la capital andaluza. “Cenamos un día hace unas semanas y se lo prometí, así que... 'al César lo que es del César'”. El resultado, un encuentro que ha reunido a 2.500 directivos.
Al final todos somos personas y hay un trato personal
Las conexiones político-económicas “sobre el terreno” no son solo números. Así lo ve Enric: “Presionan. Evidentemente si nos independizamos saldremos de la Comunidad Económica Europea, porque evidentemente pagaremos un precio, pero volveremos a retomar los pasos para reingresar y, si no nos quieren, no será porque nos hayamos separado de España (…) Los mercados al final son oferta y demanda. Para todos es igual, para todos prima el negocio. Lo que sucede es que ellos miran su negocio de manera pura y dura, y en la pequeña empresa tenemos lazos más allá de lo comercial con nuestros clientes. Al final todos somos personas y hay un trato personal. Los lazos son más fuertes de lo que nos venden”.
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