- El contagio de Teresa Ramos convierte el 'respeto' en 'miedo'
- Tres actuaciones diferentes con los tres enfermos tratados en España
El personal sanitario y de limpieza del hospital Carlos III de Madrid se ha rendido al miedo que causa el ébola, sobre todo después de que la enfermera Teresa Romero haya sido contagiada por el virus letal.
Así, el personal del centro hospitalario ha señalado que el “respeto” inicial se ha convertido en miedo. Y más para todos los empleados que han estado en contacto, o simplemente cerca, de los misioneros ingresados en el Carlos III en las últimas semanas.
'LOS AMIGOS SUSPENDEN LAS VACACIONES CONJUNTAS'
Además, este miedo ha alcanzado la vida personal de estos empleados. "No invitan a sus hijos a los cumpleaños y sus amigos están suspendiendo las vacaciones conjuntas", ha asegurado un miembro del sindicato del Carlos III en declaraciones a El País.
Este descontrol ha llegado también a la Administración. Las autoridades sanitarias no saben cómo actuar y en cada uno de los dispositivos que se han montado para tratar a los tres enfermos hospitalizados en España se ha recurrido a estrategias diferentes.
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ACTUACIONES DIFERENTES
Esta improvisación se manifiesta en que en el caso del primer religioso repatriado, Miguel Pajares, se evacuó el hospital entero. Mientras, con Manuel García Viejo, el Carlos III siguió con su actividad habitual.
El ingreso de Teresa Romero ha terminado de llevar el caos al extremo. En un primer momento, se desalojó solo una planta del hospital, pero en las últimas horas se ha ordenado el desalojo de otro piso adicional, por lo que las autoridades podrían estar decidiendo sobre la marcha sin tener un plan de actuación claro.
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