Koplowitz, Polanco y Martínez Sampedro son algunas de las dinastías empresariales españolas en peligro de desaparecer. El endeudamiento de sus empresas, un empeoramiento de la gestión en el paso a la siguiente generación y seis años de crisis financiera han empujado a algunas de estas familias al final del dominio en sus propios negocios.
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Entre todos estos apellidos, un reportaje de Bloomberg destaca la familia Koplowitz, cuya continuidad al frente de FCC dependerá de la habilidad de negociación de Esther Koplowitz, heredera de la que fue la mayor constructora de España tras la muerte de su padre, Ernesto, en un accidente ecuestre.
Esther Koplowitz se enfrenta al reto de refinanciar deuda por 1.000 millones de euros. Esta situación tiene su origen en 1998, cuando pidió un gran préstamo para comprar la participación en FCC de su hermana Alicia. Actualmente controla un 50% de la constructora y su futuro en ella depende de si es capaz de llegar a un acuerdo con BBVA y Bankia.
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ATRAPADOS POR LAS DEUDAS
Los Polanco son otra de las familias que han visto disminuir su control dentro del grupo Prisa: han pasado del 64% en 1997 al 19,5 actual. Desde la muerte de Jesús de Polanco en 2007, las cosas no han sido fáciles para su familia en el terreno empresarial y tampoco para Prisa, que acumula deuda y más de cuatro años de pérdidas. Tras la muerte del patriarca, la participación de la familia en Prisa estaba valorada en 1.700 millones de euros, ahora se encuentra en torno a 93 millones.
La deuda también es un quebradero de cabeza para los hermanos Martínez Sampedro, propietarios de Codere. Para salvar la compañía de apuestas de la quiebra, la familia se ha visto obligada a ceder el control, como parte del acuerdo para reestructurar su deuda.
El contraste lo ponen los Ortega y su imperio Inditex. El mayor grupo textil de Europa ve crecer sus beneficios cada año desde su salida a bolsa en 2001 y Amancio Ortega es ahora la cuarta persona más rica del mundo y el hombre más rico de Europa, según la lista de grandes fortunas de Forbes. Su hija mayor, Sandra Ortega Mera, declara una fortuna de casi 5.500 millones de euros.