- La entidad ganó 3.475 millones en 2016, un 31% más que el año anterior
- El beneficio en el cuarto trimestre se desplomó un 45%, hasta 514 millones
- Las acciones del banco cayeron un 1,4% tras presentar sus cuentas
BBVA acusa el impacto de las cláusulas suelo tras la sentencia europea que, en vísperas de Navidad, puso patas arriba al sistema hipotecario en España y a sus bancos. El Gobierno reaccionó con un Real Decreto que da tres meses a las entidades para solucionar el agravio a sus clientes. BBVA ha provisionado 404 millones de euros netos de impuestos por esta cuestión, donde acumula un riesgo de 1.200 millones. La cantidad irá destinada a neutralizar el importe de las futuras reclamaciones de los clientes que han visto, cómo durante años, el banco les ha cobrado de más al limitar el abaratamiento del índice de referencia euríbor.
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El extraordinario de las hipotecas fue el principal impacto sobre la cuenta de resultados del banco, que registró en 2016 un beneficio neto de 3.478 millones de euros, un 31% más en tasa interanual. Se trata del mejor año de BBVA desde 2010. Las cifras superan las previsiones de los analistas. No obstante en el cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2016, las ganancias del banco se desplomaron un 41% respecto al año anterior, hasta apenas 514 millones, su nivel más bajo en un trimestre desde el verano de 2015, cuando registró unas pérdidas de más de 1.000 millones.
Sin salir del mercado español, la actividad inmobiliaria volvió a repercutir negativamente en los resultados, aunque su exposición neta a este sector es de un 16,8% en el año, hasta situarse en 10.307 millones de euros a cierre de diciembre. Esta área de negocio registró unas pérdidas de 595 millones de euros, un 20% más que los 496 millones de año anterior. El resultado de BBVA en España –combinación de la actividad bancaria y la inmobiliaria- en 2016 fue de 316 millones de euros (-46,3% interanual). Si se excluyera el impacto de la provisión por cláusulas suelo, el beneficio atribuido habría crecido un 22,2%, según las proyecciones de la entidad.
CAMBIO DE CICLO: VUELVE EL DIVIDENDO
La mejora de la calidad crediticia en mercados como el español y el de EEUU mejoraron la rentabilidad, según el banco. La tasa de morosidad del banco se situó por debajo del 5% (4,9%), su nivel más bajo también desde 2010, mientras que su ratio de capital de máxima calidad (CET fully loaded) retrocede al 10,9%, menos de lo previsto.
A la cuenta de buenas noticias para la entidad se suma el regreso del dividendo en efectivo para los más de 935.000 accionistas del banco. Será a partir de octubre de este año y con cargo a los resultados de 2017. En abril, la entidad realizará un último Dividendo Opción, que se pagaría en abril de 2017 y sería de una cuantía aproximada de 13 céntimos de euro por acción. Hasta la fecha, más del 85% de los accionistas han optado por el pago en especie.
"Posteriormente, la política de pagos del banco se realizaría mediante dos pagos por año, tentativamente en octubre del año en curso y en abril del siguiente año, siempre en efectivo. El pay out -porcentaje de los beneficios destinados al dividendo- se situará entre el 35% y el 40%", explica el banco que preside Francisco González. Según los datos de los resultados anuales, la entidad incorporó 1.000 accionistas el pasado año, hasta los 935.000. De ellos, el 45,4% del capital pertenece a inversores residentes en España y el 54,6% restante está en manos de accionistas extranjeros.
Por otro lado, la estructura del banco volvió a menguar en 2016. BBVA redujo su número de empleados un 2,3%, hasta 134.792 personas, en tanto que volvió a cerrar sucursales hasta 8.660 oficinas, un 5,3% menos que en el año anterior. En el marco del plan de transformación digital de la entidad, uno de los objetivos del banco es incrementar las ventas digitales en todas las franquicias. España y Estados Unidos son las geografías donde esta tendencia fue más relevante a lo largo del año pasado. En España, el porcentaje de transacciones que se realizaron por canales digitales fue del 17,1% en 2016, frente al 8,4% en 2015. En Estados Unidos, el porcentaje pasó del 9,3% en 2015 al 19,9% en 2016. El resto de geografías también presenta una aceleración de las ventas digitales. En 2016, en América del Sur representaban un 15,2%, en México un 11,9% y en Turquía, la geografía en la que tienen un mayor peso, un 26,1%.