La crisis en Venezuela se acentúa. Pero esta vez el golpe puede ser mayor. El desplome de los precios del petróleo está poniendo en duda la estabilidad financiera de Venezuela, cuyos ingresos dependen en gran parte del combustible.
En un artículo de Wall Street Journal, destacan que los exportadores de petróleo desde Rusia hasta Irán han sido golpeados por los precios más bajos desde junio de 2012. Pero pocos -dicen- son tan vulnerables como Venezuela, donde su gobierno populista y gastador ha tenido que enfrentar una recesión, la escasez generalizada de productos y protestas masivas a principios de este año.
“Ya estábamos en una situación crítica y precaria con el precio del petróleo a 97 dólares”, dijo Tamara Herrera, economista jefe de Síntesis Financiera, una firma de investigación de Caracas. Mientras que el viernes, el ministerio de Energía reportó que el crudo venezolano descendió 5,07 dólares para cerrar la semana en los 77,65 dólares por barril, el nivel más bajo en cuatro años.
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La caída del petróleo de la semana pasada generó preocupaciones sobre si Venezuela podría entrar en cesación de pagos de su deuda soberana, la misma que asciende a 35.400 millones de dólares, según cifras del gobierno. La estatal Petróleos de Venezuela SA, o PdVSA, tiene otros 32.000 millones de dólares en deuda.
Y ASÍ REACCIONA EL MERCADO
El retorno en los bonos de referencia del país, una medida amplia de la recompensa que los inversores requieren para prestarle dinero al país, subió a más de 18% el jueves, un máximo de cinco años y el mayor rendimiento de cualquier nación deudora, muy por encima de países como Ucrania, donde hay una guerra, o Argentina, que recientemente entró en default.
“Hay un riesgo claro de que las autoridades se queden sin dinero”, dijo David Rees, economista de la consultora Capital Economics, en Londres.
Pocos son tan vulnerables como Venezuela, donde su gobierno populista y gastador ha tenido que enfrentar una recesión, la escasez generalizada de productos y protestas masivas a principios de este año.
El declive aumenta la presión sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro, lo que probablemente generará decisiones políticas aún más tóxicas entre el recorte del gasto en una recesión o restringir las importaciones aún más en un país que ya sufre de escasez y que depende de las importaciones para el 75% de sus bienes y servicios.
A principios de mes, las reservas extranjeras venezolanas cayeron por debajo de 20.000 millones de dólares, un nivel bajo comparado con otras economías grandes de América Latina y con las potencias petroleras globales.
¿MEDIDAS DOLOROSAS?
Algunos, como Herrera, dicen que la crisis podría obligar al gobierno a tomar medidas dolorosas para mejorar las finanzas oficiales, como subir el precio de la gasolina, que es prácticamente gratis en el país, junto con una devaluación del bolívar, lo que permitiría que el ingreso en dólares del sector petrolero rindiera más cuando se convierte a la moneda local.
Pero ninguna de esas opciones está libre de riesgos, destaca el artículo, ya que la devaluación del bolívar elevaría el precio de las importaciones y echaría leña al fuego de la inflación más alta del mundo, estimada por la mayoría de los economistas en más de 60%. Elevar el precio de la gasolina sería una medida poco popular en términos políticos en momentos en que dos de cada tres venezolanos desaprueban la gestión del presidente.
“Con una caída en los precios del petróleo, no es un gran misterio, las cosas se van a poner mucho peor aquí”, dijo Luis León, un estudiante universitario y mesero de 20 años.
Maduro insiste en que el país estará bien. El miércoles pasado, en lugar de responder al pánico causado por el crudo, convocó a una conferencia de prensa para discutir una conspiración política en la que participan “adversarios extranjeros”.
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