La industria musical cuenta cada vez con más armas para atraer a los melómanos al lado del consumo y tratar de evitar a toda costa la piratería y las descargas ilegales. Y parece que lo están consiguiendo.
En los últimos años, las discográficas han permitido que los servicios de streaming como Spotify ofrezcan canciones de manera gratuita, con la esperanza de convencerlos de pagar una suscripción de 10 euros al mes y alejarlos de sitios de intercambio de archivos y otras fuentes ilegales de música gratis. Por ejemplo, los usuarios de la aplicación gratuita de Spotify para móviles pueden reproducir el catálogo de cualquier artista de manera aleatoria mientras que los usuarios sin suscripción de Spotify en tablets incluso pueden escuchar canciones específicas a la carta, acompañadas de anuncios.
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En total, 37,5 millones de personas usan las diferentes versiones gratuitas del servicio, frente a los 12,5 millones que pagan una tarifa mensual. Sin embargo, ahora que los fans de la música han probado el servicio, los sellos discográficos están siendo menos generosos antes de comenzar la próxima ronda de negociaciones de licencias. Algunos planean usar su influencia para comenzar a reducir el acceso gratuito. Un ejecutivo de un importante sello se lamentaba de haber permitido la música a la carta de manera gratuita. "En retrospectiva, cometimos un error", dijo.
Los grandes sellos, Universal, Sony y Warner quieren que los servicios de suscripción musical recorten los tiempos gratuitos de prueba, vendan más anuncios en sus servicios gratuitos y obtengan la información de tarjeta de crédito de sus clientes lo antes posible. Incluso YouTube, el mayor servicio de música de Internet gracias a sus millones de vídeos musicales gratuitos, está sumándose a esta tendencia. El miércoles, la compañía reveló detalles de un esperado servicio de suscripción pago llamado Music Key que tendrá un costo de 10 dólares al mes.
LA TENDENCIA DEL USUARIO
Un usuario promedio de servicios gratuitos de streaming genera ingresos de cerca de 4 dólares al año para las discográficas, frente a los 50 y 75 dólares por comprador durante la era de los discos. Los suscriptores de Spotify pagan 120 dólares al año. Cerca de 70% de ese dinero termina en los bolsillos de las discográficas y empresas que distribuyen música.
Los usuarios de servicios gratuitos como el de radio a la carta de Pandora superan por mucho a los que pagan por Spotify y sus competidores. Algunos servicios de música digital están dando señales de resistencia en las negociaciones preliminares, ya que les preocupa que recortar las funciones gratuitas demasiado rápido podría asustar a los usuarios antes que entiendan cómo funciona el modelo de suscripción. "Nuestro servicio gratuito impulsa nuestro servicio pago", escribió Daniel Elk, presidente ejecutivo de Spotify, en una entrada en el blog de la compañía esta semana.
Fuente: The Wall Street Journal
TENSIONES CON LOS ARTISTAS
Una de las evidencias de que la situación está tensa se produjo este mes, cuando Taylor Swift se abstuvo de publicar su álbum más reciente '1989' en Spotify y poco después retiró todo su catálogo del servicio. Su sello discográfico buscaba hacer que su música estuviera disponible únicamente para los suscriptores de Spotify, pero la empresa insistió en que ella, como todos los artistas en el servicio, permitiera que sus canciones estuvieran disponibles para todos sus usuarios, tanto suscriptores como usuarios del servicio gratuito.
Los esfuerzos por convertir a los usuarios gratuitos en pagos es el más reciente de una serie de cambios radicales en la economía de la industria musical, que comenzaron a finales de los años 90 cuando los aficionados comenzaron a subir y compartir su música en línea. Ahora, las compañías se han concentrado en crear tantas plataformas y servicios como sea posible para comenzar a captar algo de dinero. Los esfuerzos parecen estar dando frutos ya que los ingresos se han estabilizado en los últimos años y el crecimiento en los ingresos por streaming ha compensado la caída en las ventas de descargas.
La tercera fase será acelerar las suscripciones de pago y la experimentación, con un enorme precio recurrente de altos márgenes. Los servicios gratuitos han conectado a los usuarios con el streaming, pero la financiación con anuncios no es un modelo sostenible. Para ayudar al crecimiento del negocio de suscripción, Universal Music planea experimentar con términos y precios de suscriptores, posiblemente ofreciendoles desde interacciones con los artistas hasta acceso a eventos en vivo.
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