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En un escenario internacional dominado por la incertidumbre, los mercados financieros se tambalean ante cada nueva decisión de la administración Trump. Las recientes exenciones arancelarias han sido un alivio para los índices bursátiles, pero según el analista de mercados Manuel Pinto, "podría tratarse solo de la calma que precede a una nueva tormenta".

"Nos encontramos al borde de una segunda fase del mercado, marcada por el deterioro de los datos macroeconómicos y la falta de reacción de la Reserva Federal, por lo que el pesimismo inversor que podría prolongarse hasta pasado el verano", señala Pinto.

A pesar de este entorno adverso, el experto descarta por ahora una recesión y estima que una caída del S&P 500 hasta los 4.600 puntos podría representar una oportunidad de compra.

TRUMP REVIVE LOS FANTASMAS DE LOS AÑOS 70

Las comparaciones con la década de 1970 ya no parecen exageradas. Al igual que en aquel entonces, hoy Estados Unidos enfrenta una combinación explosiva: políticas proteccionistas, tensiones inflacionarias y desaceleración económica. La retirada del patrón oro por parte de Nixon se parece al giro arancelario de Trump, generando una sensación de déjà vu económico.

Pinto recuerda que entre 1973 y 1982, el S&P 500 sin dividendos apenas se movió, pero los dividendos salvaron a los inversores, con una rentabilidad total del 5% anual gracias a su reinversión.

EMPRESAS CON DIVIDENDOS: "EL REFUGIO DEL INVERSOR SENSATO"

Durante las últimas grandes crisis, desde el estallido de las puntocom hasta el shock del covid, los 'aristócratas del dividendo' (empresas que pagan e incrementan dividendos por más de 25 años consecutivos) sufrieron un impacto mucho menor que el conjunto del mercado. Mientras el S&P 500 cayó un promedio del 40%, estas compañías resistieron con una caída media del 25%.

"Hoy están solo un 10% por debajo de su potencial mínimo estimado, mientras que el S&P 500 aún tiene un 23% por caer", apunta Pinto.

ORO, BONOS Y DIVISAS: LOS ACTIVOS QUE MIDEN EL PULSO DEL MIEDO

El oro ha roto todos los pronósticos y ha superado los niveles vistos en la crisis del covid. El activo refugio por excelencia ha desplazado incluso al índice VIX como señal del nerviosismo global.

Factores como la creciente demanda de bancos centrales, la inflación persistente, el debilitamiento del dólar y el repunte de la deuda estadounidense han impulsado al metal precioso a niveles récord. "Recomendamos seguir apostando por el oro, así como por el bitcoin, como activos clave en la diversificación de carteras", afirma el citado estratega.

Mientras, la renta fija estadounidense está experimentando una transformación inesperada. El comportamiento de los bonos del Tesoro recuerda más al de economías emergentes que al de una superpotencia.

"La falta de interés de los inversores internacionales y la prima de riesgo político impuesta por Trump han elevado los CDS de EEUU por encima de los de Francia o Corea del Sur", alerta Pinto.

Por su parte, la moneda estadounidense ha caído un 4% desde el 2 de abril, y el índice del dólar perforó el nivel de 100 por primera vez en casi dos años. El euro se ha fortalecido hasta alcanzar su máximo en tres años.

La pérdida de confianza internacional no solo afecta a los mercados: el turismo también sufre. Las visitas desde Europa occidental a EEUU bajaron un 17% interanual en marzo, con desplomes superiores al 20% desde países como Alemania o Noruega.

ESTRATEGIAS PARA NAVEGAR LA TORMENTA

En un mundo donde la estabilidad parece cada vez más esquiva, los inversores deben reconfigurar sus estrategias. Según Manuel Pinto, las claves son claras:

- Sobreponderar activos refugio como el oro y el bitcoin.

- Invertir en empresas con dividendos consistentes.

- Evitar una sobreexposición al dólar y a renta fija estadounidense.

El escenario sigue evolucionando día a día, pero lo cierto es que las decisiones de una sola administración están teniendo repercusiones globales.

"La historia podría repetirse, pero con las lecciones del pasado, los inversores tienen hoy mejores herramientas para navegar la tormenta", concluye este economista.

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