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El último año ha dejado un panorama global muy diferente en lo que a política monetaria se refiere, marcado por los elevados tipos de interés con los que los bancos centrales pretenden poner freno a la inflación, y este contexto sigue ofreciendo oportunidades a los inversores de renta fija, como indican los analistas de Wellington Management, que ofrecen cuatro consejos para obtener la máxima rentabilidad.

En primer lugar, desde la firma recomiendan a los inversores "replantearse la función de los bonos", puesto que "la mayor volatilidad de la inflación pondrá en entredicho la inversión pasiva en renta fija por lo que tal vez sea conveniente optar por asignaciones más dinámicas y diversificadas".

"Considerar todo el universo de renta fija, desde la deuda pública hasta la deuda titulizada, pasando por toda una gama de riesgos del segmento de crédito, puede brindar a los inversores mayores posibilidades de sacar partido de las principales ventajas de esta clase de activo: liquidez, rendimientos y rentabilidad descorrelacionada con la renta variable", valoran.

El segundo consejo se centra en "convertir la volatilidad en una posible ventaja", y es que los analistas de la firma prevén que "las estrategias activas obtendrán mejores resultados", a raíz del probable "aumento de la volatilidad y la dispersión".

"Al fin y al cabo, la renta fija es más cíclica de los que se suele pensar. De hecho, la retirada de los estímulos por parte de los bancos centrales nos ha servido para reafirmar nuestra consideración del crédito como un activo cíclico, y que ser ágil es decisivo a la hora de afrontar un entorno en constante cambio. En este sentido, de cara al próximo ciclo anticipamos una gran dispersión entre los títulos individuales", manifiestan.

EL PODER DE LA INFORMACIÓN

Además, recomiendan "tener en cuenta diferentes perspectivas", y aseguran que en el contexto actual, "el éxito dependerá de la capacidad del inversor para reconocer la información relevante", aunque la nota positiva en este aspecto es que no esperan grandes cambios de tendencia en el corto plazo.

"De cara al futuro, confiamos en que este nuevo régimen, marcado por unos de los niveles más altos de inflación, mayor volatilidad y una política monetaria más restrictiva, se mantenga sin cambios", aventuran.

Con todo, subrayan que la obtención de toda la información necesaria por parte del inversor "será más probable si dispone de múltiples perspectivas a partir del acceso a una amplia variedad de regiones, especialidades y puntos de vista".

En este sentido, recuerdan que "los emisores de títulos de deuda también dependen de la financiación de capital público o privado", por lo que "disponer de información de ambos aspectos de la estructura de capital de la empresa puede ayudarle a tomar decisiones mejor fundamentadas".

"También pensamos que los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) pueden influir decisivamente en la rentabilidad a largo plazo, sobre todo a medida que aumente la dispersión entre los emisores con categoría de grado de inversión", añaden.

Por último, los analistas de Wellington Management ponen el foco en "vigilar de cerca la liquidez", y recuerdan que "los acontecimientos recientes en el Reino Unido han vuelto a demostrar la trascendencia de que las carteras de renta fija mantengan perfiles de liquidez adaptados a un mercado volátil".

PREVISIÓN PARA EL MERCADO DE BONOS

Teniendo en cuenta el contexto actual y las previsiones de futuro, desde la firma concluyen que "los próximos 12 meses serán de gran interés para los mercados de bonos", y lo ven como una opción apetecible para que los inversores depositen sus ahorros.

"La continua desaparición de las políticas acomodaticias de los bancos centrales acentuará estos riesgos idiosincráticos en un momento en el que las compañías muestran cada vez más un comportamiento de ciclo tardío", destacan.

Su escenario base no contempla una recesión profunda, aunque tampoco incluye el control de la inflación por parte de los bancos centrales, lo que significa que "probablemente habrá una recesión más larga pero menos profunda y que los rendimientos de los bonos pueden seguir siendo elevados, quizá durante más tiempo de lo que el mercado supone".

"En consecuencia, los rendimientos del crédito pueden ser saludables a medida que las empresas desapalanquen sus balances en un entorno económico lento, pero no catastrófico. Si las sorpresas en materia de tipos pillan al mercado con el pie cambiado, entonces los inversores pueden esperar una mayor volatilidad, lo cual brindará a los gestores activos la oportunidad de obtener mejores resultados", concluyen.

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