- Los precios bajos y las aplicaciones ajenas al sistema triunfan en medio de la recesión
El 'low cost' ya no es algo lejano que sólo se asocie a determinadas aerolíneas. El bajo coste se ha convertido en la seña de identidad de la economía española. La crisis económica se ha llevado por delante miles de empresas y puestos de trabajo pero también ha impulsado un modelo con negocios prósperos que se asientan en la premisa de vender mucho pero a muy bajo precio.
Las grandes empresas tradicionales han tenido que adaptarse para sobrevivir, aunque algunas siguen sin definir una estrategia clara. En un mundo polarizado, el super bajo coste se contrapone al super lujo y la búsqueda de un patrón que identifique a las marcas con los usuarios.
Según un estudio de la consultora PwC, la compra en establecimientos más baratos ha crecido un 28% durante la crisis hasta copar el 38% de las transacciones. El mismo informe desgrana que el 23,9% de los usuarios seguirá consumiendo en este tipo de comercios cuando pase la tormenta económica. Además, la encuesta revela el cambio de paradigma: el 87,3% de los consumidores ha llegado a la conclusión de que la relación calidad-precio de los productos adquiridos en tiendas más baratas es la misma o superior que la que encontraban en otro tipo de comercios más caros
ENERGÍA
La energía es uno de los sectores que más se ha encarecido en los últimos años a pesar de la crisis. Además del conocido déficit tarifario de las eléctricas, los carburantes han seguido su escalada particular.
En este sector también se ha impuesto el modelo de la marca blanca. Grandes almacenes como Carrefour, Alcampo o Eroski sitúan en sus establecimientos gasolineras de bajo coste para enganchar a sus clientes con descuentos que pueden llegar hasta el 20% en los surtidores más generosos.
Esta estrategia ha hecho mover ficha a Repsol y Cepsa, las dos grandes petroleras que abanderan la mitad de las gasolineras en España. Ambas se han abrazado al low cost con las marcas Campsa Express y Red Ahorro, respectivamente, para adaptarse a las nuevas pautas del mercado.
Hasta el verano, Campsa Express tenía 19 gasolineras en España, una cifra que la compañía dirigida por Antonio Brufau pretende aumentar en los próximos meses. En el caso de Red Ahorro, el número de estaciones asciende a 13, según el Ministerio de Industria.
TRANSPORTE
Cada vez nos movemos más y eso se nota en la proliferación de nuevos negocios vinculados al transporte. Hasta la irrupción de aerolíneas como Ryanair o EasyJet el término low cost era un gran desconocido para la economía española. El aterrizaje de este tipo de compañías ha creado turbulencias en el sector que todavía sigue dirimiendo hacia dónde dirigirse. De hecho, ya copan el 47% del mercado.
Iberia, integrada ya en IAG, lucha por mantener el tipo ante esta embestida. Además de los diferentes procesos de regulación de empleo, la compañía ha seguido diferentes estrategias para sobrevivir. Entre ellas, ha retirado de sus aviones el servicio gratuito de bar, mientras que ha introducido nuevos recargos, como pagar por la reserva anticipada de asiento.
De hecho, la aerolínea española es uno de los ejemplos más claros de la transformación del sector. Tras entrar en el accionariado de Vueling, creó su filial de bajo coste, bautizada como Iberia Express, unos movimientos con los que ha desvíado el tráfico de sus vuelos de corto radio a las subsidiarias para ahorrar costes.
Otra de las tendencias que está volviéndose un quebradero de cabeza para muchas compañías tradicionales es el auge de la economía colaborativa. Es decir, las plataformas digitales que ponen en contacto a los usuarios para intercambiar servicios a precios reducidos.
Este es el caso de la popular Uber, que sigue dando que hablar en toda Europa y EEUU. Incluso las últimas cifras presentadas por la compañía hablan de que cada mes 50.000 nuevos conductores engrosan su lista de reclutados. Para paliar estos efectos, los taxistas se han agrupado entorno a diferentes aplicaciones móviles como myTaxi o Hailo que les pone directamente en contacto con los usuarios a través de los smartphones.
Aunque el rey de los servicios colaborativos es Blablacar. Para plantar cara a esta comunidad para compartir coche, Alsa, una de las principales firmas de transporte de viajeros, se ha lanzado con nuevas tarifas de pocos euros.
De esta manera, la compañía de líneas regulares pretende volver a llenar sus autocares con precios más atractivos ante el auge de estos servicios colaborativos.
DISTRIBUCIÓN
El buque insignia de la distribución española, El Corte Inglés, ha padecido también las consecuencias de la crisis a pesar de mejorar su beneficio en el último año.
Ha cambiado toda su política hacia la búsqueda de otro cliente más interesado en el precio que en la calidad. Decenas de campañas publicitarias han alentado a los usuarios a acercarse a sus centros en búsqueda de “nuevos precios”.
De hecho, Hipercor, la cadena de supermercados de El Corte Inglés, y el propio SuperCor han modificado totalmente su planteamiento con la creación de nuevas marcas blancas, como Aliada o Veckia, dos enseñas con las que quiere plantar cara directamente a los Hacendado y Deliplus de Mercadona.
HOSTELERÍA
Los lobbies de las hoteles están intentando frenar en todas las comunidades los servicios de alquiler entre particulares, como es el caso del popular AirBnb.
Además, grandes cadenas como McDonald's y 100 montaditos han establecido un nuevo modelo de hostelería en el cual los restaurantes basan su rentabilidad en vender mucho producto a muy bajo precio y con la calidad suficiente para satisfacer a un cliente que prima su bolsillo frente a su paladar.
Este movimiento ha trasformado la hostelería tradicional y muchos pequeños negocios familiares se han sumado al “todo a un euro” para poder competir con las grandes cadenas.
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