La actividad económica en el sector manufacturero de Estados Unidos ha mostrado una "sólida disminución de su salud" en diciembre. El PMI manufacturero se situó en el último mes del año en los 46,2 puntos, una caída desde los 47,7 registrados en noviembre, según los datos definitivos publicados por S&P Global Market.
Según la entidad que difunde los datos, "la recesión se originó en la débil demanda de los clientes, lo que provocó contracciones más rápidas en salidas y nuevos pedidos". Además, esta situación tuvo su impacto en el mercado laboral, con una tasa de creación de empleo que fue la segunda más baja en la actual secuencia de 29 meses de crecimiento.
La producción cayó en un ritmo sólido que fue el más rápido en poco más de dos años y medio, a medida que la demanda de los clientes disminuía y los nuevos pedidos caían aún más. La disminución en nuevos pedidos fue pronunciada en general y se encuentra entre las más abultadas desde mayo de 2007.
Las compañías señalaron que la debilidad en la demanda de los clientes provino de la incertidumbre económica y de unas presiones inflacionarias que conducen a un menor poder adquisitivo entre los consumidores.
Además, las empresas del sector redujeron su actividad de compra a medida que el exceso de existencias construido con anterioridad se utilizó para cumplir con los pedidos recibidos.
Mientras tanto, bajaron los precios de algunos insumos básicos, como los metales y el combustible, unos descensos que provocaron el aumento más lento en el coste de los materiales de producción desde el pasado julio de 2020. También se relajó la inflación en el producto final, ya que en un esfuerzo por impulsar las ventas, las empresas del sector subieron sus precios al ritmo más suave de los últimos dos años.
La lectura definitiva de este PMI manufacturero confirma el dato adelantado de 46,2 puntos, lo que supone la disminución más rápida en las condiciones operativas de las compañías del sector en Estados Unidos desde mayo de 2020, y estuvo también entre las más agudas desde 2009.
En lo que respecta a las previsiones a corto plazo, las expectativas de producción aumentaron a tres meses, aunque permanecieron moderadas en comparación con la serie histórica. Las empresas expresaron preocupaciones sobre el impacto de la inflación y la debilidad de la demanda.
Siân Jones, economista sénior de S&P Global Market, asegura que "el sector manufacturero registró un desempeño débil a medida que 2022 llegaba a su fin, ya que la producción y los nuevos pedidos se contrajeron a tasas más altas".
"Los aumentos más lentos en la inflación señalan el impacto de la política de la Fed en los precios, pero la creciente incertidumbre y la caída de la demanda sugieren que los desafíos para los fabricantes se trasladarán al nuevo año", concluye.
