Los metales preciosos y los productos agrícolas son las materias primas ante las que los inversores tienen mejores expectativas para este año, según una encuesta de ETF Securities.
Junto a las acciones de los mercados desarrollados, las materias primas están entre las preferencias de los inversores, según una encuesta de ETF Securities en sus Conferencias Anuales de Inversión. El sondeo se ha realizado con las respuestas de 446 profesionales del mundo de la inversión durante las jornadas del evento celebrado en Frankfurt, Londres, París, Madrid y Zurich, entre enero y febrero de este año.
En Italia y en Suiza, las materias primas más votadas fueron las relacionadas con la agricultura, con un 47% y un 30% respectivamente. Mientras que en Londres, el 40% de los inversores encuestados se inclinó por elegir los metales preciosos como su commodity favorita para 2015. El oro, así como otros metales preciosos, ha sido tradicionalmente usado como activo refugio por los inversores, tomando así una actitud defensiva como ocurrió durante 2010 y 2011 con la escalada de precio. El estancamiento económico, los temores de depreciación monetaria y el riesgo de deflación en Europa estarían detrás de estas preferencias.
La volatilidad por la incertidumbre macroeconómica provoca una diversificación en la que se incluyen las materias primas
“A la luz de la continua volatilidad provocada por la incertidumbre macroeconómica, la diversificación de la cartera se mantiene en las agendas de los inversores y las asignaciones a materias primas son una parte clave de esa estrategia”, explica Bernhard Wenger, director de distribución de ETF Securities para Europa.
PRECIO ESPERADO DEL ORO
Sobre el precio esperado del oro, el 48% de los inversores opina se estabilizará entre los 1.250 y los 1.400 dólares por onza en 2015. Las malas previsiones para el oro parecen limitadas. Sólo un 6% de los inversores encuestados cree que el precio va a caer por debajo de 1000 dólares este año.
Este activo se ha utilizado tradicionalmente para fines defensivos, especialmente a la vista de las crecientes preocupaciones sobre el estancamiento de la economía y la deflación en Europa, y los temores a la depreciación monetaria.
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