La fuerte caída que han sufrido los precios del crudo no sólo está afectando a las empresas del sector y a los países productores. Además de las compañías y sectores afectados directamente por las fluctuaciones de este activo, los bancos también están sufriendo las consecuencias.
El crédito barato ayudó a impulsar el auge del fracking (fractura hidráulica) como método de extracción para aumentar la producción de petróleo en Estados Unidos. Así, un gran número de empresas de energía pudieron encontrar y extraer petróleo en nuevos lugares. La banca también aprovechó el auge de las zonas petroleras, como Texas y Dakota del Norte, y ahora están sufriendo las consecuencias del declive de estas economías, afectadas por la caída del precio del petróleo.
Pero esta situación no es nueva: en los años 80, cuando el estado de Texas entró en recesión por una fuerte caída de los precios del petróleo, cientos de bancos se vieron obligados a cerrar en esta región de Estados Unidos. Ahora, con el petróleo en el entorno de los 47 dólares, la historia vuelve a repetirse.
"Si eres un pequeño banco en Texas, el riesgo va más allá de la extracción de petróleo o gas"
Los proyectos de perforación que eran rentables a 100 dólares por barril están perdiendo dinero, por lo que los bancos que financiaron estas iniciativas tendrán problemas para recuperar ese dinero. Las compañías más endeudadas incluso podrían entrar en quiebra. “Si eres un pequeño banco en Texas o en Dakota del Norte, el riesgo va más allá de la extracción de petróleo o gas”, señala Dick Bove, analista bancario de Rafferty Capital Markets, en declaraciones a CNN.
El sector bancario sufre también las consecuencias de la crisis energética. Aunque los consumidores ahorrarán en combustible, en Texas se producirá una ola de despidos y la economía entrará en recesión. Otras regiones cuya economía se basa en la energía, como Dakota del Norte, Oklahoma y Alaska, también se enfrentan a los mismos peligros.
En este entorno, las pérdidas bancarias podrían aumentar, debido tanto a las mayores pérdidas de crédito como a una desaceleración, o incluso en un declive, en el crecimiento de los préstamos. Además, las comisiones por gestión de patrimonios y actividad de los clientes disminuirán.
“Tú financiaste las casas móviles en las que viven los trabajadores, el consultorio del médico y otras instalaciones que dependen de la industria de la energía”, recuerda Bove, que considera que “no hay ninguna duda sobre el hecho de que la energía será un gran problema para los bancos, particularmente para los más estrechamente relacionados con las áreas de producción”.
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LOS MÁS EXPUESTOS
Según Morgan Stanley, los bancos más afectados por la crisis energética serán aquellos que tengan una parte significativa de sus depósitos en las regiones más afectadas. Así, los bancos estadounidenses con al menos 1.000 millones de dólares en activos que tienen mayor presencia en estas zonas son Bancshares, Guaranty Bancorpo, Cullen/Frost Bankers, CoBiz Financial, First Interstate y National Bank Holdings.
También los grandes bancos de Wall Street están preocupados por esta situación. Aunque sólo una pequeña parte de su cartera total está directamente relacionada con la energía, en torno al 20% de los ingresos de los bancos de inversión procede del sector energético.
Sin embargo, la situación es menos dramática para los grandes bancos, ya que sus carteras están diversificadas y se beneficiarán por el aumento previsto en los gastos de consumo que se producirá por la caída del precio del petróleo.
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