le transit de gaz en baisse 20220603072320

El miedo a la escasez de gas en invierno es cada vez más palpable y real. La crisis energética en Europa está a la vuelta de la esquina y la Unión Europea sigue preparando medidas de contingencia para reducir su dependencia del gas ruso, cuyo suministro se ha reducido a niveles paupérrimos y ha disparado la preocupación por la profunda recesión que puede desencadenar en Alemania. Sin embargo, desde Julius Baer arrojan una nota positiva: “Se necesita algo más que una reducción de los flujos de gas ruso para amenazar el suministro de gas para el invierno”.

La firma suiza cree que la evolución de las últimas semanas es “reconfortante” y señala que los niveles de almacenamiento han vuelto “a la normalidad” y continúan expandiéndose hasta el objetivo del 80% de capacidad en noviembre. Si bien esto es cierto, otras entidades como Rabobank subrayan su preocupación por la diferencia entre los socios comunitarios, ya que la situación de Francia (86%) o España (81%) se contrapone a la de Alemania (77%) o Italia (77%), mientras que otros países como Austria (60%), Bulgaria (56%) o Países Bajos (71%) están todavía peor.

Los niveles de almacenamiento del noroeste de Europa, indican, están en línea con los rangos estacionales, “llenándose ligeramente por encima del 100% del nivel normal”. “Y lo que es más importante: a pesar de que los flujos rusos se han reducido casi a un goteo, el almacenamiento ha seguido aumentando según las tendencias estacionales durante las últimas semanas”, agregan.

Para Julius Baer, “esto es el resultado de los mecanismos brutos del mercado, no de las medidas políticas, y de la importante llegada de cargamentos de gas natural de ultramar”, en referencia a las importaciones de gas natural licuado (GNL) procedentes de EEUU y Catar, así como de la compra de gas a Noruega.

“La gran interconexión del mercado europeo y las entradas de GNL también impulsaron los niveles de almacenamiento en Alemania. Con demasiada frecuencia, la reflexión sobre las dependencias rusas se ciñe a un país concreto, y no a las fronteras del mercado europeo noroccidental. Los mercados del gas natural y de la electricidad están estrechamente interconectados, y son más bien las turbulencias y las subidas de precios en este último los que entrañan riesgos económicos”, explican los expertos de la firma suiza.

De hecho, la entidad radicada en Zúrich ve un motivo de mayor preocupación “los problemas nucleares de Francia”, que “parecen convertirse en un reto mayor que los flujos de gas ruso”. En las últimas semanas, se ha producido una “excesiva” interrupción de las centrales nucleares en el país vecino, provocada por reparaciones y trabajos de mantenimiento no planificados. “La importante pérdida de suministro eléctrico, equivalente a más del 10% de la producción normal del noroeste de Europa, se compensa en gran medida con la energía solar, la eólica y el gas natural”, indican.

“Dicho de otro modo, Europa tendría que hacer frente a unas condiciones de mercado mucho más graves si las capacidades solares no se hubieran ampliado a un ritmo rápido en los últimos años”, agregan estos expertos.

Con todo, desde Julius Baer afirman que su confianza “en que Europa puede hacer frente a un corte duradero de los flujos de gas por parte de Rusia ha aumentado”. “Se necesita una seria concatenación de circunstancias, como un invierno duro, problemas nucleares franceses muy prolongados, cortes de suministro adicionales y una demanda de GNL excepcional en el invierno asiático para amenazar los suministros energéticos de Europa”, sentencian.

La compañía suiza advierte que “los elevados precios de la electricidad son una amenaza económica” y cree que los precios del gas natural en el Viejo Continente continuarán “su patrón de subidas a partir de una base alta pero decreciente”. El pasado 16 de agosto, el precio del gas natural TTF en el mercado holandés, de referencia en Europa, escaló hasta los 240 euros por megavatio hora y se espera que en septiembre sea todavía más caro.

Por su parte, los expertos de Oxford Economics creen que esta reciente subida de los precios ha puesto de manifiesto que la eurozona se enfrenta a un invierno largo y frío. "Los futuros del gas están muy por encima de nuestras previsiones de base para los próximos trimestres. Si la dinámica de los precios del gas no se invierte antes de la revisión de nuestras previsiones de septiembre, nos veremos obligados a revisar aún más nuestras expectativas de inflación para Europa, con graves consecuencias negativas para el gasto y el crecimiento de los hogares", advierten desde la firma británica.

De hecho, estos expertos advierten que, con los precios actuales del gas, "la inflación seguiría siendo alta en 2023". "Esto retrasaría la desinflación hasta 2024 e implicaría un PIB mucho más débil de lo que estimamos, ya que las empresas sufrirán durante más tiempo la inflación impulsada por los costes y los ingresos reales de los hogares serán significativamente más débiles", sentencian.

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