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Cobre.CEIC/EUROPA PRESS - Archivo

El cobre "ha tenido un 2024 volátil", aseguran los analistas de SP Angel, ya que pasó de los mínimos de febrero de 8.200 dólares por tonelada a tocar los 11.000 en mayo. Ahora, el metal quiere dejar atrás este periodo de altibajos y encadenar una racha alcista continuada en 2025, un año en el que "China seguirá siendo el foco principal".

"El cobre protagonizó otro repunte en octubre, volviendo a superar los 10.000 dólares por tonelada gracias a las esperanzas de las medidas de estímulo de China, antes de caer hasta el nivel actual, justo por debajo de los 9.000 dólares. Esperamos que China siga siendo el foco principal, ya que su mercado inmobiliario continúa contrayéndose tras años de sobreexpansión impulsada por el apalancamiento", detallan en la firma.

En este sentido, aseguran que "la reciente expansión de las fundiciones de China también será probablemente un tema clave en 2025", debido al impacto que puede tener para la demanda global de cobre a futuro.

"Los márgenes reducidos pueden provocar cierres en el complejo de fundición de China, reduciendo la demanda de concentrados, pero también reduciendo la oferta de metales refinados. Sin embargo, ha habido señales recientes de un repunte en las tasas operativas 'midstream' del cobre en China, a medida que los productores aumentan ante la preocupación por la caída de los inventarios", manifiestan.

Además, ven "probable que una guerra comercial entre China y Estados Unidos sea el tema principal de 2025, mientras Trump busca cumplir sus promesas electorales".

"Observamos que el cobre subió 1.500 dólares por tonelada, un 25% más, en el primer año del mandato anterior de Trump, respaldado por el dólar, que cayó más de un 10%. Sin embargo, esto pudo deberse a un aumento generalizado del crecimiento mundial, un factor que puede estar ausente en 2025 tras un ciclo históricamente agresivo de subidas de tipos desencadenado en 2022", anticipan.

OTROS ASPECTOS CLAVE

A pesar de su importancia para la demanda de cobre, la evolución de la economía china y el nuevo Gobierno de Trump no serán los únicos impulsores para los precios del metal, que a lo largo de 2025 tendrán posibles catalizadores en distintas partes del globo.

Una de ellas es Panamá, donde "ha habido indicios positivos por parte de la nueva administración sobre la posibilidad de que la mina Cobre Panamá vuelva a estar en funcionamiento, lo que probablemente afectaría los equilibrios actuales del mercado".

"Sin embargo, encuestas recientes sugieren que gran parte del país está en contra de que la canadiense First Quantum, que opera la mina, reanude sus operaciones en el país", añaden.

Además, en SP Angel aseguran que la mina "Kamoa, que opera Ivanhoe, la mina Oyu Tolgoi, operada por Rio Tinto, y el proyecto minero QB2, operado por Teck Resources, aportarán cierto equilibrio a la caída de la oferta de Chile y Perú, a medida que BHP y Codelco aumentan el 'capex' para sostener los niveles de producción actuales, que sufren por la disminución de las leyes y el acceso al agua".

"Se espera que la demanda continúe de manera constante debido al gasto en red de China y la transición energética; sin embargo, el lento crecimiento económico de Europa podría potencialmente contrarrestar los impulsores del crecimiento asiático", prevén.

Por otro lado, los expertos de la firma esperan también que "la demanda de los centros de datos proporcione un motor de crecimiento adicional para el cobre, y las previsiones sugieren que se necesitarán hasta 5 millones de toneladas adicionales de cobre para 2030".

"El dólar representa un riesgo para el cobre; sin embargo, nos sorprendería que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense mantuvieran sus elevados niveles aquí, dadas las señales de desaceleración del mercado laboral estadounidense y los riesgos que plantea el sector inmobiliario estadounidense", indican.

También preocupa la previsión de tipos de interés más elevados, lo que podría frenar la capacidad inversora en proyectos como los centros de datos, puesto que "la Reserva Federal se ha vuelto más agresiva ante las preocupaciones inflacionarias, y el mercado ha reducido drásticamente las expectativas de recortes de tipos esperados".

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