La tasa de inflación interanual de la zona euro se ha situado en julio en el 1,1%, dos décimas menos que el mes anterior, lo que representa el menor nivel de inflación en la eurozona desde diciembre de 2016 y abre la puerta a una intervención inminente del Banco Central Europeo (BCE).
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El debilitamiento de las presiones inflacionistas en julio responde a la menor subida de los precios de la energía, con un alza interanual del 0,6%, frente al 1,7% de junio, mientras que los alimentos frescos se encarecieron un 1,7%, tras subir un 0,7% interanual el mes anterior.
Por su parte, el precio de los servicios subió un 1,2% en julio, cuatro décimas por debajo de la subida interanual registrada en junio, mientras que los bienes industriales no energéticos subieron un 0,4%, frente al 0,3% del mes precedente.
De este modo, sin tener en cuenta la energía, la tasa de inflación se situó en el 1,1%, una décima menos que en junio, mientras que al excluir el impacto de la energía, de los alimentos, así como del alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente ha caído en julio al 0,9% desde el 1,1% de junio.