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La guerra de Ucrania ha cambiado Europa. El conflicto bélico ha hecho que se tambaleen los cimientos económicos del Viejo Continente, donde el aumento de los precios de la energía y los alimentos han abocado a la región a una recesión, fruto del endurecimiento monetario llevado a cabo por el Banco Central Europeo (BCE) para controlar la inflación. Pero los cambios también han llegado por el lado de la seguridad y el gasto en defensa se ha disparado hasta niveles no vistos desde el fin de la Guerra Fría.

"Si bien los presupuestos de defensa han aumentado en general entre los miembros de la OTAN, el crecimiento se ha centrado en unas pocas naciones: Alemania, Europa central y oriental (Polonia, Hungría, Rumania, etc.) y Finlandia", explican los expertos de Danske Bank.

Esto ha provocado un incremento de la inversión militar, especialmente la destinada a la investigación, la producción y la construcción de armas.

Algo que, para los analistas del banco danés, tiene una vertiente positiva: "Esta inversión impulsa el empleo, lo que lleva a un aumento del gasto público y del PIB".

No obstante, existen grandes diferencias entre países en cuanto a la rapidez con la que se canalizan los fondos adicionales hacia nuevas inversiones. Por ejemplo, Polonia ha sido extremadamente rápido en sus compras militares, mientras que Alemania ha procedido más lentamente.

Esto puede deberse a varios factores, como la burocracia a la hora de realizar adquisiciones armamentísticas, el sentido de urgencia de cada país y las actitudes políticas hacia la guerra.

Desde el inicio del conflicto en 2022, el gasto en defensa, según destacan los estrategas, se ha incrementado en Europa un 13%, pero, sorprendentemente, algunos Estados han aumentado sus presupuestos muy poco o nada, como por ejemplo ha sucedido con Reino Unido, Italia, Francia y Noruega.

Por el contrario, los países del bloque del Este y más próximos a Rusia han llevado a cabo un desembolso mucho mayor, del 87% en el caso de Polonia, del 79% en Finlandia, del 51% en Hungría y del 42% en Rumanía.

Fuera del Viejo Continente, la inversión ha sido mínima (África -6%, América +0%, Asia +3% y Oriente Medio +4%), lo que "pone de relieve el hecho de que la guerra no se percibe como una crisis global, sino más bien europea", afirman desde la entidad.

AUMENTO DE LAS IMPORTACIONES DE ARMAS

La invasión rusa de Ucrania también ha intensificado las importaciones de armas en Europa en un 47%, aunque las transferencias internacionales han caído un 5%. Por su parte, los miembros europeos de la OTAN han visto crecer sus importaciones en un 65%.

Asimismo, las exportaciones de armamento ruso han disminuido drásticamente un 37%. Sin embargo, han aumentado a algunos países como China (+39%) y Egipto (+44%).

"En 2022, Rusia todavía estaba en el segundo puesto como mayor exportador de armas del mundo después de Estados Unidos, pero la brecha con Francia se ha reducido", matizan en Danske Bank.

En este sentido, las exportaciones de armas procedentes de EEUU y de Francia se han visto beneficiadas en un 14% y un 44%, respectivamente, por el aumento de demanda de Europa y de la diminución de la cuota de mercado de Rusia.

"India siguió siendo el mayor importador de armas del mundo en 2022, seguida de Qatar y Ucrania. Además de Ucrania, se produjeron grandes aumentos en las importaciones de armas en Japón (+171%) y Corea del Sur (+61%) debido a la mayor amenaza de China", subrayan los expertos de banco.

BENEFICIOS PARA LA INDUSTRIA EUROPEA DE DEFENSA

El aumento del gasto militar europeo tendrá como principales beneficiarios a los fabricantes de armas en Europa y EEUU.

"Los países con grandes industrias de defensa pueden preferir productores nacionales, por ejemplo, Suecia (Saab) y Alemania (Rheinmetall, KMW, Hensoldt), mientras que la industria de defensa estadounidense se beneficia debido a su posición dominante en el mercado", agregan en la firma.

La guerra también ha tenido un impacto positivo en la industria de Israel y Corea del Sur, que han recibido varios nuevos pedidos de Europa.

"En 2022-2023, los precios de las acciones de los 10 mayores productores de armas que cotizan en bolsa en EEUU aumentaron un +8% en promedio, mientras que sus homólogos europeos han aumentado +90%", concluyen en Danske Bank.

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