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El euro se ha movido al son, fundamentalmente, de la demanda del dólar durante 2019. Varios son los “factores estructurales” que han asegurado una fortaleza en la moneda de EEUU que ha confundido al mercado y los expertos de Rabobank esperan que sigan sosteniendo al ‘billete verde’ los próximos meses. En cuanto a la moneda compartida, cualquier recuperación dependerá de las perspectivas de crecimiento de la eurozona y la política del Banco Central Europeo (BCE) en manos de su nueva presidenta, Christine Lagarde. No obstante, varios factores geopolíticos y “la percepción que se tenga de ellos” influirán en la cotización de la divisa.

La actual relevancia de la moneda de EEUU en el sistema de pagos global y el aumento de la demanda en dólares resultante del crecimiento en los mercados emergentes no se va a esfumar de un día para otro, aseguran los analistas de la entidad holandesa. Por lo tanto, pesar de que esperan una “fexibilización agresiva” en la política monetaria de al Reserva Federal de EEUU (Fed), que suavizará al dólar en la segunda mitad del año próximo, estiman que su contraparte europea ceda hasta 1,08 dólares a seis meses vista a causa del Brexit, las relaciones con China y las tensiones comerciales con EEUU.

Desde Rabobank hacen hincapié en que dada la incertidumbre actual, “Europa tiene la misión de decidir cuál debe ser su posición en el mundo”. Si bien la geopolítica actualmente parece estar dominada por la disputa comercial entre Estados Unidos y China, subyace una batalla más amplia con respecto a la hegemonía global. La forma en que la Unión Europea (UE) se posicione en el ámbito mundial tendrá implicaciones para la coherencia política en la zona euro. Además, dejará consecuencias para el comercio, la inversión y el crecimiento. “Esto significa que las perspectivas para el euro también se verán afectadas”, argumentan.

Este contexto se da en un momento de debilidad para la UE. Cuando Reino Unido abandone el bloque europeo, este perderá una proporción tangible de su PIB total. Según Eurostat, el país contribuyó con el 15,2% del PIB total de la UE en 2017 y sus aportaciones al presupuesto de la UE y en áreas como Defensa también son sustanciales. Además, “el Brexit ha dado un vuelco negativo al proceso de mayor integración de todo el bloque”, afirman los expertos de Rabobank.

Añaden, además, que se percibe “una descoordinación” de las políticas entre los diferentes países en las relaciones, por ejemplo, con China. Grecia se ha convertido en miembro de la iniciativa 17 + 1 del gigante asiático, cuyo objetivo es fortalecer la cooperación entre Pekín y 17 estados de Europa Central y Oriental y los Balcanes. Los lazos de Grecia con China provocaron el bloqueo de cualquier condena de la UE a China por los derechos humanos. Este mes, el presidente Xi Jinping visitó Atenas en un viaje en el que se anunciaron 16 nuevos acuerdos bilaterales, incluida una inversión de 600 millones de euros por parte de la empresa estatal de transporte marítimo (COSCO) en el puerto de El Pireo.

Esto se suma a las inversiones anteriores de la segunda potencia mundial en educación, agricultura y transporte marítimo en Grecia. En el futuro, China quiere expandir sus inversiones en los sectores de energía, transporte y banca. Italia también ha forjado lazos más estrechos con Pekín al respaldar su iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, a principios de este año, a pesar de las críticas tanto de la UE como de EEUU. Dicho esto, bajo la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, los vínculos que tradicionalmente ha existido entre la UE y Washington se han tensado en varias áreas.

Además de las disputas acerca de la OTAN, en el ámbito de las relaciones comerciales, “existe el riesgo de que las tensiones entre EEUU y la UE también aumenten”, avisan los economistas de Rabobank. Aunque se aleja el peligro de que Trump imponga aranceles a los automóviles europeos por motivos de seguridad nacional, no se puede descartar que el republicano ponga todo el comercio con el viejo continente bajo escrutinio. “Un aumento en las tensiones comerciales entre ambos socios sería un duro golpe para la confianza empresarial, la inversión y el potencial de crecimiento en la región”, comentan los expertos del banco con sede en Utrecht.

“Las implicaciones negativas directas para el euro probablemente se verán agravadas por las preocupaciones sobre las consecuencias más amplias con respecto a los lazos de Europa con los Estados Unidos bajo la administración actual”, redondean. Con todo, esperan que el euro/dólar se cambie de manos en 1,12 dólares a doce meses vista.

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