La lira turca ha seguido este jueves con el declive inciado a finales de abril y encadena seis jornadas consecutivas de caídas hasta un nuevo mínimo histórico en 7,25 liras por dólar, en medio de una huída de fondos del país y de una contracción de la reserva de divisas del banco central. El Gobierno ha defendido que su granero de moneda extranjera está en niveles adecuados, a la que vez que ha descartado que se impongan controles de capitales.
La ministra de Finanzas turca, Berat Albayrak, dijo a los inversores el miércoles que la despensa de divisas del país seguía siendo más que adecuada y desestimó las sugerencias de que las autoridades podrían imponer un corralito para prevenir mayores fugas, según varias personas en una conferencia telefónica.
A pesar del mensaje de tranquilidad, la lira bajó más del 1,5%, continuando su caída hacia el mínimo récord de 7,24, por dólar, alcanzado durante la última gran crisis de la moneda en el país en agosto de 2018. A pesar de que finalmente recortó sus pérdidas hasta el 1,3%, este jueves se ha añadido otro 0,5% al desplome hasta otro hito en el precio.
El miércoles, los reguladres restringieron aún más el acceso extranjero a los mercados locales, lo que exacerbó las preocupaciones de los inversores sobre las reservas de divisas extranjeras se estuvieran agotando en el país. Las reservas netas de divisas del banco central han caído bruscamente a casi 25.000 millones desde 40.000 millones este año. Los analistas dicen que esto se debe en gran medida a la financiación de las intervenciones de los bancos estatales para estabilizar la lira, que sin embargo ha caído un 17% en 2020. Por si esto fuera poco, Turquía afronta un coste de deuda externa relativamente alto de 170.000 millones este año.
Para abordar la escasez de efectivo, las autoridades turcas se han comunicado con la Reserva Federal de EEUU (Fed) y otros bancos centrales para buscar un posible servicio de intercambio de divisas (swap), aunque no se ha anunciado ningún acuerdo. Las líneas de intercambio, en las cuales la Reserva Federal acepta otras monedas a cambio de dólares, están destinadas a apoyar a los grandes mercados de dólares extranjeros y no a servir como una línea de crédito. La Fed no incluyó a Turquía cuando los expandió a algunos mercados emergentes en marzo.