- En català:El peso argentí ignora l'auge dels emergents i arriba a un nou mínim històric al tancament
El peso argentino ha protagonizado un nuevo desplome del 3,5% este jueves, en una jornada muy marcada por la volatilidad de las monedas emergentes, de la mano de la lira turca. La decisión de incrementar los tipos en 625 puntos básicos, hasta el 24%, del Banco Central de Turquía, ha dado alas a la lira y ha enviado una oleada de optimismo a otras divisas que ha sido ignorada por la moneda argentina, que ha marcado un nuevo mínimo histórico en precios de cierre en los 39.09 pesos por dólar.
En cambio, otras economías que se han visto vapuleadas por la crisis que ha azotado este año a los países en desarrollo recibieron un balón de oxígeno, animadas por el rally de la lira de más de un 5% de mínimos a máximos. Sin ir más lejos, el rand sudafricano ha avanzado un 1,3% contra el dólar y el peso mexicano un 1%. El yuan logró un auge del 0,4%, aunque este viernes vuelve a las caídas y se deja un 0,2% hasta los 6,8520 yuanes.
Pero el peso argentino siguió desangrándose este jueves, sesión que rubricó con su peor cambio al cierre contra el dólar. La causa debe buscarse en una alta demanda de dólares como consecuencia de que la liquidez se disparó durante una subasta de bonos del Estado, según explican los analistas. Lo ocurrido en la sesión del jueves demuestra que los inversores no restauran su confianza en la economía del país presidido por Mauricio Macri, a pesar de sus esfuerzos por contener la divisa.
El peso se ha llegado a depreciar un 50% en lo que va de año, un 7% sólo en agosto, lo que provocó una subida de tipos hasta el 60% y una reforma en profundidad en la administración argentina para cumplir con los objetivos del déficit del Fondo Monetario Internacional (FMI). El Gobierno de Macri firmó en junio un acuerdo con el FMI por una línea crediticia de 50.000 millones de dólares -que pidió que se adelantaran en agosto- pero no ha logrado calmar a los mercados.
No obstante, la desconfianza se mantiene por la recesión que sufre la economía local y por los temores de los inversores sobre la solvencia de Argentina. Y todo a pesar de que los economistas insisten en resaltar sus buenas perspectivas para Argentina, cuyo compromiso para estabilizar su sistema financiero es completo, con un banco central que tiene los tipos de interés más elevados del mundo tras las últimas alzas.