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El euro rebota tímidamente tras alcanzar mínimos de más de dos años y medio contra el dólar el jueves y de cuatro años contra el franco suizo. Antes de embarcarse en una modesta recuperación, ha seguido estirando su declive este viernes hasta los 1,0827 dólares, justo en las inmediaciones del hueco alcista de abril de 2017. Ya son once las jornadas de descensos de la divisa compartida que suma una caída del 3% desde inicios de año y los expertos avisan de que el suelo aún está lejos para el euro/dólar.

El constante desplome de la moneda europea ha colocado al cruce a punto de asaltar el hueco alcista semanal de los 1,0725 dólares de abril de hace casi tres años, cuando la divisa celebró con alzas la victoria del presidente francés, Emmanuel Macron, en las elecciones presidenciales francesas de hace casi tres años. En cuanto al franco suizo, la divisa ha seguido deslizándose por una senda bajista que la ha llevado hasta casi las inmediaciones de los 1,06 francos suizos.

Los analistas de Danske Bank atribuyen el contínuo declive de la moneda única en lo que va de año "en parte" a la evolución de la macroeconomía de la Eurozona, que "no está acelerándose como cabía esperar en el primer trimestre". En resumidas cuentas, la visión del mercado de que Europa empezaría a eclipsar a EEUU "no se ha materializado", ya que al otro lado del Atlántico, la economía sigue gozando de momentum, como demostraron los últimos datos del mercado laboral de este viernes, por los que los analistas están revisando sus posiciones largas en el euro/dólar y cancelándolas.

Por estos motivos, los expertos de la entidad danesa no descartan que los 1,12 dólares alcanzados a inicios de año sean los máximos del euro en 2020 y, en cuanto a los mínimos, el suelo aún queda lejos, por lo que apuestan porque el declive de la divisa compartida en lo que va de año sea sólo el inicio de una mayor depreciación.

De hecho, la crisis sanitaria ha impulsado a las divisas consideradas como un activo refugio, entre las que descata el yen, pero también el dólar, cuyo ímpetu se debe en gran medida a los temores globales por el crecimiento. Así, "el principal impacto del coronavirus en Europa es el crecimiento”, indican los expertos de Standard Chartered. “La Eurozona comenzó el año con un bajo crecimiento y un BCE en gran parte sin opciones en cuanto a su política monetaroa. La esperanza era que se iniciara la expansión fiscal. Sin embargo, el impacto negativo del crecimiento ha reducido estas expectativas", agregan.

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