El Banco de Japón (BoJ) ha logrado navegar la nueva era de endurecimiento de las condiciones monetarias por parte de los bancos centrales mundiales sin virar ni un grado el timón de su política monetaria ultra flexible. En la era del quién da más en aumentos de tipos, en que el 0,75% es el nuevo normal para combatir la desatada inflación, el supervisor nipón ha actuado como si la presión de los precios pasara por alto la economía japonesa.
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La inflación japonesa alcanza máximos de tres décadas y presiona al Banco de JapónPero la lectura del IPC de Japón de agosto deja claro que la tendencia no ha soslayado al país del sol naciente. Las últimas cifras, que ponen verde de envidia a cualquier otra nación desarrollada, son tremendamente elevadas para los estándares japoneses y hacen dudar a los expertos de si ha llegado el momento de que el organismo dirigido por Haruhiko Kuroda empiece a abandonar la política acomodaticia extrema.
No es el único viento de cambio. El BoJ se ha visto forzado recientemente a intervenir en el mercado de las divisas para frenar la depreciación del yen. En dos ocasiones ha tenido que actuar, la primera de ellas, verbal y la segunda en forma de revisión de los tipos de cambio, para sostener la moneda japonesa, que sigue tozudamente anclada en mínimos de 24 años frente al dólar. A ojos de algunos observadores, estos son indicios de que el banco central nipón está listo para dar un giro a su política monetaria en su reunión de este jueves.
La intervención más reciente "supuso una escalada significativa respecto a las declaraciones de que estaban evaluando los movimientos de la divisa, planteando la cuestión de lo que podría venir a continuación", comenta Michael Hewson analista de CMC Markets. Subraya el experto que la debilidad de la moneda frente al 'billete verde' es obra del BoJ en primer lugar, por la tremenda divergencia de sus políticas frente a la Reserva Federal de EEUU (Fed).
Con todo, otras voces afirman que para que el Banco de Japón considere un pequeño cambio, probablemente debería ver que el IPC se mueve por encima del 3% de forma más permanente. La medida preferida por el Banco de Japón, la inflación sin alimentos frescos, aumentó hasta un máximo de tres décadas en agosto, con un 2,8% interanual, superando las expectativas de los analistas, que la situaban en el 2,7%. El IPC general subió hasta el 3,0% en términos interanuales (desde el 2,6% de julio) y se incrementó al 0,4% mensual.
"Esperamos que el Banco de Japón se mantenga firme, ya que la inflación sigue estando impulsada en gran medida por los precios de la energía y los alimentos", comentan los analistas de Danske Bank. "Sin embargo, hay que tener en cuenta que la inflación subyacente también aumentó del 0,4% interanual en julio al 0,7% en agosto, y que la caída del yen está aumentando las presiones inflacionistas, ya que el dólar ha ganado un 25% frente al yen este año", reconocen.
Afirman los analistas consultados que "la revisión de los tipos de cambio de divisas de la semana pasada cambia la importancia de la reunión de esta semana". La cuestión más importante, para Hewson es "si el Banco de Japón estará dispuesto a elevar el límite superior de los rendimientos a 10 años, que actualmente están limitados al 0,25%". "La realidad es que el yen seguirá bajando a menos que el Banco de Japón anuncie un cambio de política o que la Reserva Federal indique que podría estar cerca de un giro", afirma.
"Ninguna de las dos cosas parece probable ahora, lo que significa que el yen podría seguir cayendo hasta 150,00 frente al dólar", concluye el experto.