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Congreso de los DiputadosCONGRESO - Archivo

La XIII Legislatura ha empezado, como no podía ser de otra forma, con polémica. Por la presencia de los presos del procés en las Cortes, por el juego de las sillas de Vox, que ha decidido sentarse detrás de la bancada del Gobierno de Pedro Sánchez, y por los 'pataleos' casi constantes que se han producido en el Congreso durante el juramento del cargo, que ha hecho casi inaudibles los acatamientos de muchos de los diputados.

Quizá lo más importante de la jornada sea que se ha cumplido el guión, o casi, tanto en el Congreso como en el Senado. En el hemiciclo, la socialista Meritxell Batet ha salido elegida como presidenta en la segunda votación, por mayoría simple, tras quedarse a las puertas de ello en la primera (necesitaba 176 votos y ha logrado 175). Y el resto de la Mesa del Congreso se ha constituido sin sorpresas, según lo previsto y tal y como habían negociado los partidos.

Aunque no ha sido así en la Cámara alta. El senador del PSOE Manuel Cruz ha sido elegido presidente, pero ha habido polémica con la composición del resto de la Mesa ya que los socialistas se han asegurado la mayoría en este órgano al saltarse el acuerdo alcanzado con el PP. Han dado la sorpresa al proponer, 'in extremis', la designación de un senador del PNV, que ha sido respaldada por el Senado, en el que el PSOE tiene mayoría absoluta por primera vez en 30 años. Esto, sin duda, traerá cola.

La atención se ha centrado, sobre todo, en el Congreso. Y más concretamente en el diputado que ha llevado el peso de la sesión durante buena parte del día: Agustín Javier Zamarrón, presidente de la Mesa de Edad al ser el parlamentario más mayor elegido el pasado 28-A. Apodado por las redes como 'el Valle Inclán del PSOE' (el escritor se ha convertido en tendencia por el parecido de Zamarrón con él, barba incluida), este médico de 73 años se ha convertido en la estrella del Pleno.

Ha sabido llevar con orden y elegancia la tarea, e incluso ha puesto notas de humor ante la aglomeración de diputados que se formaba en la tribuna durante las votaciones: "Señores diputados, a ver si se ubican, porque hemos creado aquí una cola más grande que la del pan en la época de la carestía", "A ver si es posible 'liberalizar' un poco el foso", "Mejoren el flujo. Estamos propensos a la trombosis" o "Dejen expedito el pasillo del tercio izquierda que tenemos que ir con la sacra urna a ver al señor Echenique", para que votase el diputado de Unidas Podemos, dado que el Congreso no está adaptado para la movilidad en silla de ruedas, han sido algunas de sus frases.

También el juego de la silla de Vox, cuyos diputados se han pegado el madrugón para poder coger un sitio privilegiado: se han situado detrás de la bancada del Gobierno, logrando así salir en todas las fotos junto a Pedro Sánchez. Algunos medios contaban, incluso, que ni Santiago Abascal, ni Javier Ortega Smith ni Iván Espinosa de los Monteros han ido al baño para que no les quitasen el sitio.

"TENEMOS QUE HABLAR"

Pero no solo los parlamentarios de Vox querían la foto con Pedro Sánchez. Los presos del procés también. Uno de ellos, el diputado de ERC Oriol Junqueras, se ha acercado en varias ocasiones al presidente en funciones para estrecharle la mano y hablar con él. Han sido encuentros fríos (muy diferentes de los que Junqueras ha mantenido con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias), que el catalán ha aprovechado para intentar un acercamiento. Sánchez le ha preguntado "¿Cómo estás?", a lo que Junqueras ha respondido: "Tenemos que hablar".

Pero a nada más le ha dado tiempo a Junqueras, que ha llegado, como Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull escoltado por la policía al hemiciclo, a la que los presos electos han entrado entre aplausos de los suyos y gritos de "¡fuera, fuera!". El otro preso electo, el senador de ERC Raül Romeva, ha acudido a la Cámara alta también escoltado. Y tal y como han llegado, se han ido, acompañados de los agentes de paisano que les han llevado a las Cortes.

Aunque la forma de jurar o prometer el cargo de estos diputados ha provocado otra de las polémicas del día. Son muchos los que han decidido usar diferentes fórmulas, desde el "sí, juro", o "sí, prometo", pasando por el "por España, sí, juro", usado por Abascal y los suyos, hasta otras fórmulas como la de los independentistas catalanes, que lo han hecho "con lealtad al pueblo de Cataluña y la libertad de los presos políticos". Aunque mucho de lo que decían apenas si podía oírse, ya que los parlamentarios de PP, Ciudadanos y Vox se han dedicado a patalear el suelo del hemiciclo cada vez que hablaba uno de ellos, o algún diputado de Bildu, con el objetivo de hacer ruido y que no se les entendiese.

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