- Soraya Sáenz de Santamaría podría llevar las negociaciones con la Generalitat en materia de financiación y una posible reforma de la Constitución
- Podría enmarcarse en un nuevo Ministerio de Administraciones Públicas, segregado de Hacienda
Las quinielas sobre el nuevo gabinete ministerial de la legislatura que arranca tienen una casilla marcada en rojo: quién se encargará de las negociaciones con la Generalitat catalana. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sabedor de que las grandes líneas de actuación de su nuevo Gobierno son la economía y el desafío soberanista de Cataluña, hasta valora la creación de un nuevo Ministerio de Administraciones Públicas para encargarse de las autonomías.
La encargada de llevar la voz cantante en las negociaciones con la Generalitat catalana y que podría acabar gestionando este nueva cartera sería Soraya Sáenz de Santamaría. Según El Español, cedería parte de las funciones del Ministerio de la Presidencia: el CNI, la portavocía y las relaciones con los medios públicos la agencia Efe y RTVE -funciones que en un borrador del organigrama en el que trabaja Rajoy podría asumir María Dolores de Cospedal-. A cambio, se haría con el encargo de dialogar con el Govern catalán, una decisión que, explica el medio, se vería con buenos ojos por parte del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras.
Sobre la mesa descansan las 23 reivindicaciones que Artur Mas entregó a Rajoy, la reforma de la Constitución y de la financiación autonómica
Pero este cambio no iría encaminado, ni de lejos, a negociar la celebración de un referéndum en Cataluña. La línea roja del Ejecutivo sigue siendo la legalidad que ampara las relaciones de las autonomías con el Estado y Santamaría ya ha dejado claro, en declaraciones a Rac1, que Rajoy estará “dispuesto a hablar (con Puigdemont) de lo que pueden hablar el presidente de la comunidad autónoma y del Gobierno”. Y ha lanzado una advertencia: “Puigdemont no puede decir que hará un referéndum pactado o lo hará sin pactar porque eso no es diálogo, es una imposición”.
Las reglas del juego están fijadas. En el debate de investidura, Rajoy se esforzó en dejar claro que no hay lugar para un pacto en el que quepa el referéndum sobre la independencia de Cataluña y que el Estado será implacable con los políticos catalanes que traspasen la ley. En cambio, Santamaría ha avanzado que el Ejecutivo está dispuesto a abordar con la Generalitat cuestiones como la educación, la sanidad, los servicios sociales o la ley de la dependencia en Cataluña. Sobre la mesa descansan las 23 reivindicaciones que Artur Mas entregó a Rajoy la última vez que se reunieron, en 2014 -y que después Carles Puigdemont revisó y amplió-, la reforma de la Constitución y de la financiación autonómica.
PUIGDEMONT SE ENROCA
Del otro lado de la mesa, Carles Puigdemont, insiste en el “referéndum o referéndum” y mantiene su intención de pedir una reunión con el presidente el Gobierno. Sin embargo, ha declinado acudir a la Conferencia de Presidentes que convocará Rajoy para avanzar en el tema de la revisión de la financiación autonómica, aunque desde el Govern no quieren desentenderse de las negociaciones.
El president de la Generalitat se enfrenta a un diálogo de sordos con Rajoy ya que se encontrará con la conocida negativa a las peticiones soberanistas. Santamaría, por su parte, también ha dejado claro que si Puigdemont entiende dónde están los límites, refiriéndose precisamente a cualquier cuestión que puede llevar a la independencia de Cataluña, será posible "avanzar".