- Durante 24 años lideró al Ayuntamiento valenciano colocando a la ciudad en el mapa internacional
- Sus últimos años han estado más ligados a la actualidad judicial que política
Más de 30 años en la política dan para mucho. María Rita Barberá Nolla ha fallecido a los 68 años de edad este 23 de noviembre en Madrid. Su muerte se ha producido mientras ocupaba el cargo de senadora integrada en el Grupo Mixto y mientras era investigada por su implicación en distintos casos de corrupción. No obstante, su carrera siempre quedará ligada al Partido Popular y a la ciudad de Valencia.
Rita Barberá fue alcaldesa de Valencia durante 24 años (1991-2015). Encadenando sucesivas mayorías absolutas, Barberá logró defender este feudo para el PP, lo que llevó a Mariano Rajoy a considerarle como “la mejor alcaldesa de España”. En su mandato se produjo un importante proceso de remodelación de la ciudad, con la construcción de importantes infraestructuras como el Palacio de Congresos o la Ciudad de las Artes y de las Ciencias.
También logró que se celebrara en 2007 de la trigésimo segunda edición de la Copa América de Vela y la Fórmula 1. Barberá colocó a Valencia en el mapa internacional, aunque lo logró a través de proyectos no exentos de polémica. Como apunta Salvador Barber, autor del libro 'Rita Barberá: La dama de rojo de la España azul', “logró que la ciudad tuviera una gran trascendencia pero a costa de la ruina”. Además, señala que con cada mandato “Barberá se fue alejando de la gente mientras que sentía que Valencia era ella”.
La prosperidad de Valencia comenzaba a ponerse en duda. En 2009, el Presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, era imputado por la trama de corrupción denominada como el 'caso Gürtel'. Una persona muy cercana a Barberá a la que la entonces alcaldesa no dudó en mostrar su apoyo tras la imputación. “Fue un gran error no saber retirarse a tiempo”, considera Barber sobre la regidora.
Barberá comenzaba a salir en las primeras planas de los periódicos pero, en esta ocasión no era vinculada a la prosperidad de Valencia, sino a las investigaciones judiciales. La imputación de su vicealcalde, Alfonso Grau, en el 'caso Noós' en marzo de 2015 salpicó de manera directa la imagen de la alcaldesa. El cerco judicial se estrechaba cada vez más sobre su despacho.
EN 2015 FUE DESTRONADA DE VALENCIA
En medio de los primeros coletazos de las investigaciones y procesos judiciales que afectaban a los altos cargos en Valencia, en las elecciones municipales de mayo de 2015 su lista se alzó como la más votada. Sin embargo, el acuerdo entre Compromis, PSPV y València en Comú, destronó a Barberá como regidora, y fue sustituida por Joan Ribó.
La involucración de Francisco Camps y Alfonso Grau en diferentes tramas de corrupción comenzaron con el juicio mediático de Rita Barberá
Tras 24 años de mandato, la pérdida de la alcaldía fue muy dura para Barberá. Este hecho precipitó que el 12 de junio de 2015 renunciara a su acta como concejal, evitando así su presencia en la investidura del nuevo alcalde de Valencia. El 23 de julio dio el salto a la política nacional y tomó posesión de su cargo como senadora territorial en la Cámara Alta, tras la propuesta del PPCV en este sentido. Más tarde, el 31 de julio, renunció a su escaño como diputada en Les Corts.
TAULA E INMELSA
En enero de 2016 se inició la 'Operación Taula', una investigación derivada del 'caso Inmelsa' y que involucraba a la exalcaldesa de Valencia directamente. Es una trama de blanqueo de dinero que investiga las actuaciones públicas supuestamente ilícitas conocidas como 'pitufeo'. Barberá negó cualquier relación con ella. "Ningún contrato del Ayuntamiento de Valencia se ha amañado, ni ha habido ninguna mordida, ni desvío a financiación ilegal", afirmó entonces.
Pero desde el Partido Popular ya comenzaba a pedirse a Barberá que diera "un paso atrás" y no presidiera, como estaba previsto, la Comisión Constitucional del Senado. “El gran respaldo y número de votos que otorgó Valencia a Rajoy en la era de Rita Barberá acabó pesando al partido”, apunta Salvador Barber. El asunto se precipitó cuando el juez del "caso Imelsa" solicitó al Senado que acreditara la condición de senadora de Barberá con el fin de determinar si era competente para investigarla.
“No dimito, ni me lo planteo”, señaló entonces la exalcaldesa de Valencia. No obstante, el 15 de marzo de 2016, Barberá aceptó la invitación del juez de acudir a declarar voluntariamente. El PP abrió un expendiente informativo de lo sucedido y, en septiembre de este año, el Tribunal Supremo decidió investigar a Rita Barberá por blanqueo de capitales.
Una decisión que precipitó los hechos. Barberá renunció a ser portavoz de turno del Grupo Mixto, donde se integró tras abandonar su tradicional partido, quedando como viceportavoz del Grupo Mixto en la Comisión de Incompatibilidades del Senado. Y el 20 de octubre, el TS la citó para comparecer como imputada, algo que hizo el pasado lunes 21 de noviembre para negar que existiera financiación ilegal en el PP valenciano.
En su declaración, este lunes, dos días antes de su muerte, Rita Barberá confesó ante el juez del 'caso Taula' que entregó 1.000 euros al partido, y lo calificó de donación desinteresada. Además, la senadora negó cualquier conocimiento en los supuestos amaños de contratos en diversas administraciones públicas de la Comunidad Valenciana.
Rita Barberá ha fallecido con un largo historial político y judicial. El politólogo Ignacio Granados considera que “dentro de la tragedia, la parte más beneficiada es el Partido Popular y la verdad la más perjudicada”, teniendo en cuenta las causas pendientes que existen en su cuenta. “Desde el partido culpan, en parte, a la presión mediática que vivía la senadora de lo ocurrido”, un hecho que resultaría paradójico si se tiene en cuenta el pasado periodístico de la difunta senadora y alcaldesa, explica el experto.