El presidente del Gobierno ha tenido hoy que improvisar por falta de argumentos ante las punzantes preguntas de un periodista, Carlos Alsina, de Onda Cero, que sí se había aprendido al dedillo la cuestión catalana y que ha llegado a poner a Mariano Rajoy contra las cuerdas, como debe hacer cualquier profesional de la información que se precie en esa coyuntura (el rigor de Alsina ha dejado por cierto en evidencia a otros colegas que hicieron a Rajoy en el pasado reciente entrevistas demasiado complacientes).
Como es conocido, el entrevistador ha aludido primero al hecho de que, en caso de secesión de Cataluña, los catalanes seguirán teniendo derecho a mantener la nacionalidad española. El Código Civil vigente, reformado por última vez al respecto en 2002, no prevé la eventualidad de la ruptura territorial, como es por otra parte lógico; lo que produce preocupación es que el jefe del Ejecutivo español no se haya preguntado por estas cuestiones, que debería conocer al dedillo ya que los separatistas catalanes están prometiendo la doble nacionalidad, española y catalana, para después de la ruptura a quienes lo deseen.
"Rajoy está aplicando al caso catalán el mismo método, el de la pasividad, el de la no intervención..."
El otro asunto controvertido ha sido el cara a cara televisivo que mantendrán García Margallo y Junqueras, que responde a una decisión evidentemente polémica y que según se ha publicado ha molestado a parte del PP (sobre todo al PP catalán, que había montado su estrategia de otra manera). Al ser preguntado al respecto, Rajoy ha manifestado que el debate tendrá lugar porque "el director de campaña lo ha dicho así". "Vaya poder tiene el director de campaña", ha replicado Alsina, que ha preguntado acto seguido al presidente del Gobierno si también habrá un 'cara a cara' entre él y Artur Mas. Rajoy ha contestado que no, y que en todo caso eso lo decidiría el director de campaña, aunque "tiene la suficiente finura para saber lo que tiene que decir". La tensión entre interrogador e interrogado ha sido manifiesta.
Se ha repetido hasta la saciedad el tópico de que Rajoy, que acertó al no pedir el rescate –es decir, al inhibirse ‘a la gallega’ del asunto-, está aplicando al caso catalán el mismo método, el de la pasividad, el de la no intervención, con la seguridad teórica de que también el problema catalán se resolverá espontáneamente, se disolverá por sí solo como un azucarillo. Pero no parece que en esta ocasión la estrategia dé fruto sino más bien todo lo contrario: el problema catalán se está enconando y va haciendo estragos que pronto serán de muy difícil reparación. Porque aunque la independencia sea imposible en el actual contexto constitucional, se están produciendo rupturas en las relaciones entre Cataluña y el resto de España, e internamente en el seno del Principado, que costará mucho restañar.
Antonio Papell
Lea también:
Todo lo que dijo Rajoy durante la entrevista de Alsina aquí
En directo: Elecciones en Cataluña del 27S: Mas se juega su última carta a la independencia
En Nota Electoral | Encuestas: el fracaso de la estrategia estatal frente al independentismo
En Nota Electoral | La gran mentira del independentismo
En Nota Electoral | ¿A quién beneficia la independencia de Cataluña?