ep el presidente de la generalitat quim torra y el expresidente carles puigdemont
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el expresidente Carles PuigdemontGENERALITAT - Archivo

Cuando se daba por hecho que Cataluña acudiría a las urnas de forma inminente, Quim Torra ha decidido prolongar la legislatura zombi y ha anunciado elecciones sin convocatoria ni fecha. Pero el president de la Generalitat no puede atribuirse el mérito del tacticismo con el que ha reaccionado a la enésima crisis abierta con ERC tras su inhabilitación como diputado de este lunes. Diversas fuentes apuntan a que su apuesta era disolver el Govern pero las presiones de Junts per Catalunya y del expresident catalán, Carles Puigdemont, le han forzado a echar el balón hacia adelante unos meses más.

Lo último que querían los junteros era enfrentarse ahora a unos comicios porque “saben que sus expectativas de voto no superarían a las de ERC”, explica un miembro del Parlament a Bolsamanía. Además, la plataforma liderada por el eurodiputado afincado en Bélgica considera que la precipitación con la que pretendía obrar Torra restaría en las urnas, en un momento en que las encuestas auguran una pérdida notable de apoyos al partido. A esto se añade que JxCat ni siquiera tiene ni un candidato a la presidencia que presentar, siendo el mismo Puigdemont el único comodín.

Por otra parte, los comicios enviaban a la papelera el primer proyecto presupuestario de la Generalitat que en casi cuatro años tiene visos de prosperar. Y si en algo coinciden los partidos del Govern ahora mismo es que la prioridad pasa porque las cuentas salgan adelante. Un factor que tanto ERC como JxCat considera que puede granjear apoyos a sus partidos en los comicios que ahora ya son una certeza.

En las horas previas a su comparecencia desde la Generalitat, los consellers y diputados neoconvergentes expusieron todas estas cuestiones a Torra, cuyo estado de ánimo era muy enconado. A su juicio, lo vivido al inicio de semana en el Parlament, además de una humillación, era la gota que colmaba el vaso de las constantes desavenencias con ‘Esquerra’. “La división se había vuelto pública, notoria y fuerte”, comentan a Bolsamanía desde el entorno parlamentario, después de que el partido de Oriol Junqueras se negara a desobedecer y acatara la decisión del Tribunal Supremo y de la Junta Electoral Central (JEC). Torra se había hartado de la deslealtad de los republicanos que no cerraron filas con él y apoyaron que mantuviera el escaño.

El president no quería seguir con una legislatura que daba por muerta al lado de los unos socios incómodos y se valoraron otros escenarios, como una renovación del Govern, expulsando a los consellers de ERC o un cambio de sillas sólo en la vicepresidencia, donde se relevaría a Pere Aragonès y pasaría a ser ocupada por un juntero. Pero Puigdemont acabó por imponer su mano, muy a pesar de Torra, y le obligó a cumplir con el guión marcado: seguiría al frente del Ejecutivo catalán hasta su total inhabilitación.

Como premio, el president huído de la Justicia española elogió la actuación del líder del Ejecutivo catalán: "Ha sido el presidente de todo el país, mirando más allá de los intereses particulares y personales, con responsabilidad y lealtad". Ha destacado que "hay decisiones que no son nada fáciles y que se acaban de entender del todo cuando se coge perspectiva".

Sólo cuando haya una sentencia firme del Tribunal Supremo sobre la condena a un año y medio apartado de las funciones públicas dictada en diciembre por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por desobediencia, quedará completamente incapacitado para desarrollar sus funciones. Este era el horizonte con el que los partidos catalanes hacían sus cábalas electorales antes de que el president diera la legislatura por acabada.

Un escenario que no ha cambiado, por lo que algunos analistas consideran el discurso de Torra un “paripé” para permitirle mantener su dignidad mientras cumple con la misión que le ha encargado Puigdemont: presupuestos, encarar el diálogo con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el más importante, no dejar que ERC domine el relato político en Cataluña.

LA POSTURA DE ERC

Los republicanos, por su parte, han decidido afrontar la crisis sin hacer demasiado ruido. El partido ha asegurado en un comunicado que respeta la decisión de Torra que este miércoles ha anunciado que convocará elecciones en Cataluña. Además, ha defendido que hay que poner en marcha la Mesa de Negociación con el Estado y "activar la vía política".

En este escrito, ERC destaca que comparte "las conclusiones principales de la comparecencia del presidente Torra", a la vez que aplauden que se mantenga la intención de reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el próximo día 6 de febrero en Barcelona.

LOS TIEMPOS DE LOS COMICIOS

La cumbre entre presidentes es uno de los primeros hitos, pero el único de los objetivos marcados que vincula a Torra a su cargo es el proyecto de cuentas que tiene la mayoría suficiente para conseguir el aval de la Cámara, ya que los comuns llegaron a un acuerdo con la Conselleria de Economía dirigida por los republicanos para sacarlas adelante.

Sin embargo, los Presupuestos tienen que pasar por el trámite parlamentario que se prolongará durante dos meses, es decir, que el debate y la votación final se prevé para el mes de abril. Será entonces cuando el presidente firme el decreto que convoca los comicios y disuelve el Parlament, y la fecha de las elecciones debe fijarse 54 días después de la publicación de dicho decreto según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg).

"Es imprescindible volver a dar la palabra a la ciudadanía para renovar el mandato político del 21 de diciembre de 2017. Quiero un país que respete un principio de radicalidad democrática, donde los gobiernos y los parlamentos funcionen a base de mayorías y confianzas, y que cuando estos no se tiene siena siempre los ciudadanos los que decidan las nuevas mayorías y confianzas renovadas", ha razonado Torra.

Ha subrayado que el presidente escogerá la fecha en la que firma el decreto buscando lo mejor para Catalunya con unas elecciones que tienen que servir "para rehacer el mandato democrático de un país que quiere democracia, justicia y libertad".

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