Carles Puigdemont intervino ante un Parlamento Europeo completamente vacío para criticar a España por situar a Barcelona como "el teatro de la represión más feroz que un estado de la Unión Europea ha infligido a millones de ciudadanos que simplemente querían votar".
El expresidente de la Generalitat, fugado de la justicia, afirmó que mientras la Unión Europea "calla, en referencia a estos abusos, su voz no puede tener la fuerza que tendría que tener". Dichas palabras fueron escuchadas por apenas unos pocos europarlamentarios, entre los que se encontraba Josep Borrell, actual Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea.
El discurso, englobado en el contexto del 25 aniversario del comienzo del 'Procès', mostró la incapacidad de convertirse en un tema de interés, al hablar ante un ridículo número de personas. En esta línea, los últimos monólogos del expresidente ya habían sido cubiertos por los mínimos medios, dando a entender la escasa importancia del tema en el marco europeo.