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El primer ministro de Francia, Michel Barnier, finalmente optó este lunes por la tramitación sin voto parlamentario, es decir, vía decreto, del proyecto de ley de los Presupuestos para 2025. Un 'decretazo' que activa la amenaza de la izquierda de presentar una moción de censura que la extrema derecha de Marine Le Pen apoyará.

"Presenté nuestras líneas rojas y no ha querido aceptarlas. No podemos aceptar estos Presupuestos profundamente injustos", justificaba su decisión Le Pen tras anunciarse una moción de censura contra el Ejecutivo francés.

Agrupación Nacional (RN), partido de Marine Le Pen, había dado al Gobierno de plazo hasta este lunes para acordar nuevas concesiones sobre las cuentas públicas para el año que viene.

Tras las concesiones de los últimos días, Barnier apelaba a la "responsabilidad" del resto de partidos para garantizar la estabilidad política. Sin embargo, ahora se agarra al artículo 49.3 de la Constitución francesa con el objetivo de intentar aprobar el Presupuesto sin necesidad de pasar por votación en el Parlamento.

Un artículo que también permite a los oponentes presentar una moción de censura y que la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) ya ha activado.

"Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación", señalaba el primer ministro francés ante de Asamblea Nacional. La respuesta desde La Francia Insumisa (LFI) ha sido que "no es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones". Mientras, el líder de (RN), Jordan Bardella, ha afirmado que las cuentas "ignoran la necesidad de relanzar el crecimiento".

Si la moción de censura sale adelante, el Ejecutivo francés caerá. Y una votación común entre todos los diputados de izquierda y de ultraderecha suma suficientes apoyos para ello. A su vez, esto obligaría al presidente Emmanuel Macron a una nueva ronda de contactos para acordar el nombramiento de un nuevo primer ministro.

En este caso, el nuevo gobierno probablemente no tendría tiempo suficiente para aprobar un presupuesto antes de fin de año y Francia tendría que comenzar 2025 sin una ley de presupuesto. "En tal situación, el gobierno podría aprobar una ley especial que permitiera recaudar impuestos sobre la misma base que en 2024, mientras que el gasto también se mantendría al mismo nivel nominal que el año anterior", afirman en Oxford Economics.

"Este proceso, que los partidos de la oposición han indicado que apoyarían, permitiría al gobierno seguir funcionando hasta que se vote un nuevo presupuesto en algún momento de 2025. Sería una medida provisional, ya que congelar el gasto al nivel de 2024 evitaría, por ejemplo, que las prestaciones sociales y las pensiones se indexaran a la inflación", añaden.

Creen que, en este escenario, la incertidumbre sería alta, "en particular porque es difícil discernir cómo podría ser el nuevo gobierno, dada la situación política estancada de Francia. Podría ser posible otro intento de coalición de centroderecha, como también una gran coalición que abarque desde el centroizquierda hasta la derecha convencional. Aún podría nominarse a un primer ministro de la alianza de izquierda radical, el grupo más grande del Parlamento, pero probablemente sería derrocado".

Bajo su punto de vista, el posible derrocamiento anticipado del Gobierno de Barnier este mes "agregaría volatilidad a los mercados de bonos en el corto plazo". Además, "las calificaciones crediticias soberanas de Francia probablemente seguirán bajo presión el próximo año".

No obstante, aunque las perspectivas fiscales de Francia "parecen haberse deteriorado considerablemente", siguen creyendo que los riesgos de una crisis fiscal total "son limitados".

"Si la moción prospera, el Gobierno deberá dimitir y su actuación se limitará a ocuparse de los asuntos corrientes hasta que se nombre un nuevo primer ministro y un nuevo gabinete", comenta Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. "El presidente Macron podría, por supuesto, nombrar un gobierno técnico, pero sin ninguna certeza de que consiga aprobar un nuevo proyecto presupuestario. Y, por ley, no se pueden convocar nuevas elecciones parlamentarias antes del próximo verano", apuntan en Edmond de Rothschild AM.

Por lo tanto, es probable que se prolongue el periodo de incertidumbre antes de que se convoquen nuevas elecciones, como muy pronto en junio de 2025, ya que la Asamblea Nacional elegida en julio de 2024 debe permanecer en funciones por lo menos un año, según la Constitución.

"Durante este periodo, es probable que no se legisle de forma significativa y, por tanto, no se produzca ningún ajuste fiscal. Este sería el peor escenario posible para los activos franceses y probablemente haría subir sus primas de riesgo de forma significativa", añade Alex Rohner, estratega de renta fija en J. Safra Sarasin Sustainable AM.

Sobre las consecuencias de este panorama, Moëc asegura que, en términos más generales, "más que el impacto inmediato de un rechazo del presupuesto en el gasto cotidiano, nuestra principal preocupación es la trayectoria global de las finanzas públicas francesas".

"El proyecto de Presupuestos para 2025 debía ser sólo un paso hacia un esfuerzo plurianual para frenar la progresión de la deuda pública. Si resulta tan difícil conseguir un ajuste del 1% del PIB esta vez hasta el punto de que un Gobierno no pueda sobrevivir a él, entonces las posibilidades de conseguir algo significativo el año que viene serían materialmente menores, al menos no sin una clarificación política", explica.

Por el momento, el próximo miércoles, la Asamblea Nacional examinará la moción de censura. Incluso si el Gobierno francés sobrevive a la semana, habrá al menos otras dos mociones de censura antes de fin de mes, ya que el Parlamento votará sobre las otras partes del Presupuesto. Se espera que el Presupuesto final se presente durante la tercera semana de diciembre.

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