• Lo más grave, sin embargo, es que nadie parece preocuparse por esta situación
  • Los nuevos partidos tampoco porque es imposible aludir al elevado endeudamiento sin lanzar un mensaje de que hay que ahorrar
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España ha alcanzado una deuda pública que supera el ciento por ciento del Producto Interior Bruto, algo que no sucedía desde los primeros años del siglo XX. En 2007, la deuda fue del 35,5% del PIB, por lo que nuestros gobernantes tienen el dudoso honor de haberla triplicado en la década de la crisis económica. Seguramente se pudo hacer peor, pero no sin un entrenamiento exhaustivo.

Lo más grave, sin embargo, es que nadie parece preocuparse por esta situación. Quienes la produjeron, los grandes partidos tradicionales que se han turnado al frente del Estado, porque la culpa es suya, y no es cosa de darse públicamente golpes de pecho. Y los nuevos partidos tampoco porque es imposible aludir al elevado endeudamiento sin lanzar un mensaje de que hay que ahorrar, algo poco compatible con los proyectos más o menos faraónicos que todos los actores tienen en cartera.

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España ha alcanzado una deuda pública que supera el ciento por ciento del Producto Interior Bruto, algo que no sucedía desde los primeros años del siglo XX

En algún momento, los políticos, sobre todo los que tienen pretensiones de estadistas y aspiran a cargar sobre sus hombros el Estado, tendrán que explicar qué piensan hacer cuándo los tipos de interés, que hoy son asombrosamente negativos, comiencen a subir, algo que sucederá antes o después, y quién sabe hasta dónde. Porque con una deuda de un billón de euros, cada punto de interés nos costará 10.000 millones de euros al año… que habrá que detraer de los PGE, y que anteponer a cualquier otro gasto (en virtud del inefable art. 135 CE).

Dicho en otros términos, si los tipos de interés que hoy son nulos subieran al 3%, el servicio de la deuda sería de 30.000 millones de euros… Y nadie puede imaginar que la actual situación excepcional, debida a la atonía de los mercados, se prolongará indefinidamente en el tiempo. La Reserva Federal ya ha iniciado tímidamente pero con explicitud la recuperación de los tipos de interés, y el BCE no podrá tardar mucho en hacer otro tanto.

Si a ello se añade otro dato dramático, que tampoco se menciona en etas significadas vísperas preelectorales, que es que el déficit de las pensiones es de unos 17.000 millones de euros al año, se llegará seguramente a la conclusión de que las propuestas de bajar impuestos son, más que un brindis al sol, una verdadera provocación contra el sentido común.

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