Más o menos eso es lo que tiene que movilizar Pedro Sánchez cada vez que coge el Falcon oficial para cualquier pequeño desplazamiento. Como por ejemplo, para ir al Festival musical de Benicassim el año pasado. Hay que entenderle: tocaban Pet Shop Boys y Carolina Durante.
Esta afición por el avión oficial se entiende mejor si nos ponemos en la piel de Sánchez. Ha pasado de estar expulsado de su propio partido a la presidencia del Gobierno en dos piruetas casi impensables: su victoria en las primarias del PSOE y el éxito de la moción de censura con 84 diputados. Es decir, jamás pensó que se iba a ver así.
Y como tampoco sabe lo que le va a durar, pues a disfrutarlo al máximo y que le quiten lo bailao: codearse con los líderes mundiales en el Foro de Davos, ir de Madrid a Torrejón en helicóptero, coger el avión para ir a festivales, ponerse en el sitio de los Reyes en el besamanos, etcétera.
Esta semana en Money Talks: Pedro Sánchez y sus viajes en el Falcon oficial por 283 euros.