La gobernabilidad en Cataluña hace tiempo que es un imposible. La repercusiones de la sentencia del procés y la nueva investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, han desatado al enésima crisis entre los socios de Junts per Catalunya (JxCat) y ERC y el Govern de la Generalitat lo es sólo en apariencia. Entre bambalinas, los dos partidos esperan que sea el otro quien dé el paso de romper la coalición e ir a las urnas y la plausible inhabilitación de Quim Torra, después de que el President autonómico admitiera ante el juez que desobedeció, será la excusa perfecta que llevará a la región a un adelanto electoral.
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Quim Torra, en el juicio: "Sí desobedecí. Era imposible cumplir una orden ilegal"Los republicanos hace tiempo que defienden unos nuevos comicios autonómicos como la única forma de desatascar el callejón sin salida de la política catalana. Además, son conscientes de que esperar mucho tiempo les hará perder 'momentum' y a la vista está que en los resultados del 10N acusaron cierto desgaste, ya que perdieron dos escaños. Pero "no se atreven a dar el paso para no quedar retratados como quienes han roto la unidad del independentismo", explican fuentes conocedoras.
De hecho, el partido del vicepresident catalán, Pere Aragonés, compra tiempo a la vez que espera que la convocatoria parta de JxCat, ya que las costuras de la plataforma liderada por el expresident Carles Puigdemont tampoco aguantan. La Crida y el PDeCat, las dos fuerzas que se engloban bajo su paraguas, también están al borde de la ruptura, por sus desavenencias en la gestión de las protestas que se desarrollan en Cataluña desde la condena a los líderes del 1-O. Es más, según explican fuentes próximas, los postconvergentes "no aguantan" a Torra.
El juicio al president vicario de Puigdemont y su inhabilitación, que casi todas las fuentes consultadas dan por hecha, podría evitar a los partidos el "trabajo sucio" de dar el primer paso, por lo que muchos sectores de ERC y el PDeCat lo considerarían casi "una bendición", explican a puerta cerrada. El jefe del Govern afronta una petición de condena de 20 meses de suspensión de toda función pública por haber desobedecido la orden de la Junta Electoral Central (JEC) de retirar los lazos amarillos, la pancarta a favor de la libertad de los presos y otros símbolos de los edificios públicos de la Generalitat en las elecciones del pasado 28 de abril.
Algunos expertos piden ser cautos, ya que no tienen tan claro que se pueda demostrar que no acató la orden del organismo que vela por el buen funcionamiento de las elecciones. Sin embargo, el mismo Torra admitió ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, (TSJC) que "desobedeció" la orden de la JEC, por lo que en los despachos de la Generalitat ya están preparando el plan de contingencia para cuando llegue una condena "casi segura".
Tras la inhabilitación, el president debería abandonar automáticamente su cargo, tal como estipula la Ley de la Presidencia de la Generalitat y el Govern. Tras la salida de Torra, el vicepresident ocupará el cargo de forma interina, a la par que arranca un plazo de 10 días para presentar un candidato alternativo a la Presidencia de la Generalitat que debería recibir el apoyo del Parlament en un Pleno de investidura.
En el improbable supuesto de que los dos partidos logren encontrar otro candidato de consenso, la aritmética parlamentaria tampoco juega a favor de ERC y JxCat, que suman 64 de los 135 diputados existentes. Al igual que en la investidura de Torra, la CUP debería abstenerse, pero la formación de izquierdas lleva tiempo reclamando un avance de los comicios, por lo que se espera que voten junto al PSC, Ciudadanos y los Comunes en contra de cualquier postulante.
El calendario arroja como fecha probable para las elecciones febrero, marzo o abril a más tardar. Se estima que el TSJC emita su veredicto antes de acabar el año, por lo que los partidos deberían presentar un candidato pasado Reyes. Si, como se prevé, no sale elegido, se abre un período de gracia de dos meses para encontrar otro aspirante. Si queda la silla queda desierta, se convocarán elecciones pasados entre 40 y 60 días.
Los partidos ya llevan meses trabajando con el marco mental de que las elecciones en Cataluña se celebrarán en primavera, por lo que sólo queda conocer la sentencia contra Torra para que esto se cumpla.