- La propaganda trata de acallar el clamor popular en contra del proceso
- La Asamblea también anunciará el relevo de Zhou Xiaochuan al frente del Banco Central
Arrancan 15 días de sesiones plenarias en China. Hoy lunes, la Asamblea Popular Nacional , el Parlamento del régimen autoritario dirigido por el Partido Comunista, se reunirá en su cita anual en lo que supone el evento político más importante del ejercicio. Cerca de 3.000 diputados debatirán y votarán el cambio constitucional propuesto por el Comité Central del Partido Comunista la pasada semana de eliminar el límite de dos mandatos consecutivos de cinco años para el presidente Xi Jinping y los siguientes presidentes.
En un parlamento en el que los diputados votan según lo que dicte el régimen, es prácticamente seguro que esta reforma será aprobada en los próximos días, sin embargo, ante el clamor popular de una medida retrógrada que devuelva al gigante asiático a la época de los emperadores, la incógnita se encuentra en conocer en cuánto se extenderá la mayoría, e incluso cuántos diputados votarán en contra. La votación se llevará a cabo el próximo 11 de marzo, según avanzó Zhang Yesui, portavoz de la Asamblea.
La Carta Magna de China, que entró en vigor en 1982, establece que ningún dirigente podrá extender su mandato más allá de dos ciclos quinquenales, tratando de evitar liderazgos personalistas que devuelvan al país a la época de Mao Zedong. Con dicha reforma, el actual presidente Xi Jinping aseguraría su puesto al frente del gobierno más allá de 2023, cuando cumplirá 71 años. Edad que sobrepasa la tradicional de 68 con la que los anteriores mandatarios han abandonado su puesto.
Bao Tong, primer ministro en la década de los 80, explicaba a Bloomberg cómo esta reforma convertirá a Xi Jinping en "un líder sin restricciones". Apenas 24 horas después de estas declaraciones aseguraba que las autoridades le habían prohibido hablar de nuevo. Y es que la censura está actuando con fuerza en estos días previos a la votación, con varias voces alzándose contra el proceso. Comentarios en las redes ya asemejan a la familia del presidente con la familia Kim de Corea del Norte, quienes dominan el país desde hace más de tres generaciones.
Además, los mecanismos de propaganda se emplean a fondo para convencer a los ciudadanos de la necesidad de este cambio "como una importante medida para perfeccionar el sistema del Partido Comunista y el Estado". Medios nacionales bombardean a la población con mensajes que ensalzan al actual presidente, dibujándolo como un padre cercano al pueblo, comprensivo y luchador a favor de los intereses del país.
Asimismo, durante las próximas dos semanas, se espera que la Asamblea anuncie nuevos relevos en la alta cúpula del gobierno, con la casi segura marcha de Zhou Xiaochuan al frente del Banco Central. Por otro lado, el Partido Comunista plantea la creación de un nuevo organismo regulador que vele por la actuación de los funcionarios, integrantes del Partido, académicos, directivos de empresas estatales y periodistas, con aún mayor poder que la comisión anticorrupción que ha eliminado a más de un millón de funcionarios desde la llegada del presidente, lo que le ha servido para purgar a sus rivales internos.