El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha atado la sexta y última prórroga del estado de alarma gracias a la abstención de ERC y el apoyo del PNV. Tras las dificultades que afrontó para sacar adelante las dos anteriores extensiones de los plenos poderes del Ejecutivo en la desescalada de la pandemia, los republicanos vuelven al redil a cambio de, básicamente, aquello que ya se sabía que se iba a conceder: el diálogo bilateral entre Estado y Generalitat en julio, que dan por sentado -aunque no figura en el acuerdo-, que el timón pase a las autonomías en la fase final de la desescalada y a que la Generalitat, así como las otras CCAA, puedan participar en la gestión del fondo de reconstrucción de la Unión Europea (UE), que aún se está negociando.
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Torra aprovechará el pacto del PSOE con Cs y Bildu para evitar el revolcón electoral de ERCEl partido de Oriol Junqueras ha decidido en esta recta final abandonar la unidad de voto independentista, tras alinearse con Junts per Catalunya en el ‘no’ en las dos anteriores votaciones, aduciendo a que la formación está siempre dispuesta a apoyar al Ejecutivo cuando este defiende los intereses de Cataluña, explican fuentes conocedoras. Pero lo cierto es que ERC ha buscado un golpe de efecto en los últimos compases de la alarma al recuperar su principal estrategia: la de la vía de la negociación con el Estado.
La lectura que se hace en las filas republicanas es que esta es la prórroga que cuenta, de la que pueden sacar tajada y, por lo tanto, alimentar su relato, en clave claramente electoral, de que exprimen a Moncloa a cambio de prerrogativas para Cataluña. En definitiva, trasladar tanto dentro como fuera de la región que los pactos anteriores con Ciudadanos y abertzales no han sido sino un espejismo y enviar el mensaje al PSOE de que el poder que algunos sectores daban por perdido sigue estando en las manos de sus 13 diputados, que son claves en el Congreso para que el Gobierno pueda seguir adelante con la legislatura.
Según el vicepresidente del Govern y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, tras dos votos negativos de este partido a las prórrogas de la alarma el Gobierno "ha entendido" que debe negociar con los republicanos, quienes ven en el acuerdo la garantía de que Cataluña podrá gestionar directamente la desescalada al entrar en fase 3. Por otra parte, los independentistas también han buscado seguir los paso de los jeltzales y tratar de lograr la gestión para el Govern catalán del ingreso mínimo vital (IMV), tal como ya consiguió el PNV tras su apoyo a la prolongación de la alarma que está vigente hasta el 7 de junio. Un extremo que no está acordado.
El PSOE, por su parte, defiende que ‘Esquerra’ sigue siendo su socio prioritario y lo hace con las luces largas, mirando a la siguiente pantalla, la de los presupuestos. No obstante, insiste en que el Gobierno seguirá empleando la geometría variable parlamentaria, si es preciso, y no desestima las alianzas puntuales con otras fuerzas, como ha demostrado durante la pandemia. En este sentido, fuentes del partido subrayan que se busca ampliar la base de apoyos para que la alarma se extienda hasta el 21 de junio, por lo que Moncloa también ha establecido contacto con EH Bildu y Ciudadanos, tal como adelantó el domingo Pedro Sánchez. En este gesto subyace la advertencia a ERC de que no son su única baza.
Y hasta aquí el análisis en clave nacional. En clave catalana, el movimiento de los republicanos abre una nueva división en el seno del Govern catalán que agudiza aún más si cabe la crisis endémica con los postconvergentes que sólo tiene una salida: elecciones. El partido de Junqueras da por muerta la legislatura, pero el president de la Generalitat, Quim Torra, quiere seguir ganado tiempo hasta que las encuestas empiecen a acusar el desgaste de los republicanos por la gestión del Covid. O, al menos, eso esperan.