Un periódico de la capital del reino lleva hoy a escena una paradoja que había pasado casi inadvertida y que puede afectar seriamente a los resultados electorales de mañana: la última encuesta del CIS asignaba mayoría absoluta de escaños a los independentistas (60-61 escaños a “Junts pel Sí”; 8 escaños para la CUP, con lo que logran los 68 escaños de la mayoría absoluta), pero no en la provincia de Barcelona, donde la mayoría absoluta es de 43 escaños y “Junts pel Sí” consigue 32-33 y la CUP 5.
Tampoco en Tarragona el independentismo lograría la mayoría absoluta (10 escaños) ya que “Junts pel Sí” lograría 8 y a CUP, 1.
Curiosamente, la mayoría de los sondeos publicados sigue esta misma pauta: en el conjunto de Cataluña, los independentistas se imponen en escaños (o están a punto de imponerse) pero no en Barcelona ni Tarragona.
Dada la “flexibilidad” de criterio que muestran los independentistas, dispuestos a cometer la sinrazón (y la ilegalidad) de declarar nada menos que la independencia si consiguen una simple mayoría de escaños en el Parlament, parece lógico preguntarse si este arrebatador e iconoclasta “derecho a decidir” no podría ser también ejercido por Barcelona y por Tarragona. En cuyo caso tendrían perfecto derecho a resistirse a la fuerza del cómputo general, extendido a toda Cataluña. Si la soberanía nacional es tan fácilmente divisible, ¿por qué no dividirla por provincias?
En el conjunto de Cataluña, los independentistas se imponen en escaños pero no en Barcelona ni Tarragona
¿Por qué, en fin, si se confirman estos datos, no se declaran independientes Gerona y Lérida, mientra Barcelona y Tarragona continúan formando parte del Estado español?
Ya sé que este planteamiento es disparatado. Pero no más disparatado que el de aquellos que pretenden mutilar un Estado democrático mediante unas elecciones autonómicas.
Antonio Papell
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