• Artur Mas ha fracturado su organización y no es ajeno al escándalo de corrupción que alcanza al clan Pujol
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Según la Constitución, los partidos, que expresan el pluralismo político y concurren a la formación y manifestación da la voluntad popular, “son instrumento fundamental para la participación política” (art. 6 CE). Para ello, concurren a los procesos electorales, que materializan el también constitucional derecho de participación (art. 23 C.E.).

En las elecciones autonómicas del 27S, algunas formaciones soberanistas han decidido sin embargo indiferenciarse y agruparse en una lista que no refleja una opción ideológica ni exhibe un programa de gobierno sino que apenas pretende mostrar la voluntad independentista de sus integrantes y reclamar el apoyo que les puedan prestar quienes estén por este mismo objetivo de la secesión.

No sólo no hay un programa común sino que, por ejemplo, CiU y ERC se han combatido hasta la extenuación desde el arranque de la democracia hasta ayer mismo

En el supuesto de que la lista única –Junts pel sí- ganase la consulta del 27S, la secesión no estaría más cerca puesto que unas elecciones locales, perfectamente tasadas, no pueden producir nada menos que una fractura de la soberanía nacional. Pero en todo caso, aunque no se consume la pretensión de un fraude de ley, habrá un colectivo que respaldará el soberanismo pero que no tendrá modo de saber qué proyecto político ha apoyado ya que la lista en cuestión contiene un totum revolutum de propuestas que son incluso incompatibles entre sí. No sólo no hay un programa común sino que, por ejemplo, CiU y ERC se han combatido hasta la extenuación desde el arranque de la democracia hasta ayer mismo. Lo ha preguntado Duran Lleida en voz alta: en asuntos delicados, como los conciertos económicos, ¿qué postura predominaría si ganase la lista unitaria? ¿La de quienes quieren que desaparezcan o la de los que están a favor de que continúen?

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LAS CONFUSIONES...

Al margen de esta confusión ideológica, es evidente que los integrantes de esta lista tampoco ven muy clara la estructura del conglomerado resultante, que habrá de desempeñarse en el poder o en la oposición. Raül Romeva, que fue fichado a lazo para encabezar la lista y tratar de atraer a un sector de izquierda nacionalista ligado a la memoria del antiguo PSUC, ya ha puesto por dos veces en cuestión el liderazgo de Mas, un personaje con el que no debe tener sintonía alguna (para Romeva debe ser un mal trago ir de la mano con el delfín de Pujol).

Los catalanes, que forman la colectividad más europeísta de este país, no se merecen esta ceremonia de la confusión que se plasma en una estrategia pintoresca.

Todo indica, además, que Artur Mas, que ha fracturado su organización y no es ajeno al escándalo de corrupción que alcanza al clan Pujol y su entorno, ha ideado esta estrategia para ocultarse tras la imagen bastante más lozana de las instituciones de la sociedad civil y eludir las críticas de ERC… Porque la trayectoria del todavía inquilino de la Generalitat es patética: CiU obtuvo 62 diputados en las elecciones autonómicas de noviembre de 2010; 50 en las anticipadas de noviembre de 2012, y ha seguido a la baja en todas las encuestas…, incluso las que confecciona la propia Generalitat. Si ahora se añade a este declive la pérdida de UDC, se puede colegir que el apoyo de ese Artur Mas residual debe ser preocupantemente bajo… Sólo la ‘lista única’ podía salvarle de la catástrofe…

La sobriedad y la inteligencia que siempre ha desplegado la sociedad catalana en todas las reclamaciones electorales permite dudar muy seriamente de que esta lista única, de la que se ha desgajado la CUP, pueda conseguir su objetivo de ser mayoritaria. El dislate es de tal magnitud que sólo los embriagados con la idea de la ruptura se avendrán a respaldarla… Un apoyo que quedaría muy diluido si la participación electoral es alta como probablemente va a suceder. Los catalanes, que forman la colectividad más europeísta de este país, no se merecen esta ceremonia de la confusión que se plasma en una estrategia pintoresca, sin el menor reconocimiento internacional, en que la picaresca brilla más que el interés general. Lo lógico es que una mayoría clara decida al fin librarse de este obstinado personaje, Artur Mas, que la empuja con pertinacia hacia el vacío. Seguro que si Mas se jubila tras el naufragio que se le viene encima, podrá buscar aficiones comunes con su colega Ibarretxe, que ya fue enviado a retiro después de una epopeya semejante, que también acabó en un resonante bluff.

Antonio Papell

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