- Europa tiene que aprovechar la experiencia de estos años de plomo para fortalecerse internamente
Este martes, por decisión de Mariano Rajoy, el Congreso de los Diputados conocerá y votará el rescate griego, al que España deberá aportar su cuota parte de los más de 86.000 millones de euros que representa el tercer salvamento comunitario del país heleno. En varios países europeos, como Alemania y Holanda, la aprobación parlamentaria de tales decisiones es obligatoria; no así en España, aunque en este caso el gobierno ha optado por recabarla, más con la intención de enfrentar a la oposición con sus contradicciones que por alguna causa más utilitaria o noble
La única formación política del Congreso de los Diputados que está en contra del rescate es –paradójicamente- Izquierda Plural porque piensa que Grecia no sale beneficiada de este auxilio supuestamente envenenado. Podemos, que debe experimentar la misma esquizofrenia de Syriza –que se ha fracturado internamente como es conocido- no tendrá ocasión de manifestarse en sede parlamentaria porque no está por ahora en la cámara baja.
El Gobierno utilizará con seguridad la sesión parlamentaria para comparar su estrategia de salida de la crisis, que está rindiendo frutos evidentes, con los vaivenes de Syriza, cuya llegada al gobierno en Atenas provocó el regreso de la recesión y que finalmente no habrá tenido más remedio que plegarse a las reglas universales de la Eurozona. Y la ocasión será aprovechada por el PSOE para presentar su propuesta de reforma de la Unión Europea (y de la Eurozona), en línea con las posturas ya manifestadas de Italia y Francia, países que se proponen una refundación del proceso integrador, que ha encontrado eco en la Comisión y demás instituciones comunitarias, y que proyectan avanzar en la unión fiscal, económica, social y política, incluyendo un salario mínimo y un impuesto también mínimo de sociedades armonizado para evitar el dumping fiscal.
Desde hace algún tiempo, el PSOE se ha puesto a trabajar en un avance de esta reforma, bajo la batuta de Jordi Sevilla, Manuel de la Rocha, Juan Moscoso, el eurodiputado Jonás Fernández y el experto Ángel Ubide, lógicamente en coordinación con las formaciones socialdemócratas de París y Roma, encabezadas por Hollande y Renzi.
Podemos, que debe experimentar la misma esquizofrenia de Syriza –que se ha fracturado internamente como es conocido- no tendrá ocasión de manifestarse en sede parlamentaria
La propuesta incluye un aumento de los fondos de contingencia para que las crisis bancarias no hayan de ser financiadas por los ciudadanos; la creación de un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos; una unión fiscal con un presupuesto específico para el euro, nutrido por el impuesto sobre transacciones financieras y por otro sobre las emisiones de CO2, que financiaría ‘bienes públicos europeos’ en campos como la energía, la ciencia y la lucha como el cambio climático; la creación de un Tesoro europeo con capacidad par emitir eurobonos; el establecimiento de un salario mínimo europeo, complementario de los nacionales, y de una edad común de jubilación; la reforma de la presidencia del Eurogrupo hacia la figura de un ministro de Economía de la Eurozona, etc.
APRENDER DE LA EXPERIENCIA
Se trata, en definitiva, de aprender de la experiencia, de prevenir nuevas crisis y de evitar rescates que finalmente hayan de ser resueltos mediante devaluaciones internas que provoquen verdaderas tragedias humanitarias.
Europa, en fin, tiene que aprovechar la experiencia de estos años de plomo para fortalecerse internamente, avanzar por la vía federal y buscar caminos de crecimiento basado en la competitividad. El diseño de “otra Europa” debe avanzar en esta dirección.
Antonio Papell
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