- Nuestro sistema de partidos quedó establecido a partir de 1982 en forma de un bipartidismo imperfecto que ha funcionado regularmente hasta las elecciones del 20D de 2015
- Paulatinamente, se ha ido poniendo de manifiesto que la estabilidad política en este contexto dependía de la capacidad de entenderse entre PP y PSOE
- Se abre una etapa apasionante en que el parlamentarismo español deberá cambiar de hábitos y explorar todas sus potencialidades
El régimen surgido de la Constitución de 1978, que se estableció sobre un erial político y social, tuvo que improvisarlo todo por falta de precedentes válidos. Y nuestro sistema de partidos quedó establecido a partir de 1982 en forma de un bipartidismo imperfecto que ha funcionado regularmente hasta las elecciones del 20D de 2015, cuando han irrumpido otras dos formaciones nuevas, Podemos y Ciudadanos. Un modelo que se consolidará en cuanto estos dos ‘partidos nuevos’ logren que se cambie el sistema electoral para acentuar la proporcionalidad.
Tras el 20D, la excentricidad de Podemos —que no es un partido clásico de izquierdas sino que tiene pretensiones de transversalidad, lo que hace muy difícil asociarse con él— y la presencia parlamentaria de partidos independentistas que han efectuado propuestas de ruptura de la legalidad han hecho muy difícil la formación de una mayoría capaz de sacar adelante una investidura si no tenía lugar alguna forma de entendimiento entre el PP y el PSOE. Pero la negativa del PSOE fue rotunda desde el primer momento: el comité federal del 28 de diciembre de 2015 aprobó por unanimidad el “no” a facilitar directa o indirectamente la investidura de Rajoy.
Paulatinamente, se ha ido poniendo de manifiesto que la estabilidad política en este contexto dependía de la capacidad de entenderse entre PP y PSOE
Paulatinamente, distintas instancias –políticas y no políticas- han ido poniendo de manifiesto que la estabilidad política depende de la capacidad de entenderse de las dos grandes organizaciones porque ni siquiera unas terceras elecciones generales garantizarían a priori la gobernabilidad y el fin de la interinidad. Pero el cambio de posición era difícil de adoptar. El secretario general, elegido por las bases, ha mantenido viva la llama de un difícil gobierno alternativo, ante los recelos de los barones del partido que, pese a haber pactado en diversas ocasiones con Podemos (en los escalones municipal y autonómico), ven con escepticismo un gobierno estatal con esta organización…
FIN A DIEZ MESES DE GOBIERNO EN FUNCIONES
Finalmente, la tensión acumulada por este disenso culminó en la implosión del PSOE, tras una confrontación dramática que ganaron los partidarios de echar a Pedro Sánchez del liderazgo y de facilitar un gobierno en minoría de Rajoy. Dado este paso, con la oposición de buena parte de la militancia (el sector de Pedro Sánchez sostiene que tal postura es mayoritaria entre las bases), y derrocado el equipo de gobierno anterior, el comité federal de este domingo ha gestionado, no sin dificultades, el camino hacia la abstención, que permitirá la investidura de Rajoy la próxima semana y la inmediata formación de un gobierno en minoría, que tendrá dificultades para gobernar. Pero este es otro asunto del que nos ocuparemos en su momento.
El “Sí” (a la abstención) ha ganado por 43 votos, se pone fin a diez meses de provisionalidad e inquietud
Este comité federal, tres semanas después del estallido del 1 de octubre, ha planteado de entrada las dos opciones en juego, a través de la eurodiputada Elena Valenciano, mano derecha de Rubalcaba, y del diputado vasco Txarli Prieto. Aquella ha propuesto el voto negativo de todos los diputados socialistas en la primera votación de la investidura de Rajoy y la abstención del grupo parlamentario en la segunda. Prieto ha defendido en cambio el ‘no’ sin matices de los socialistas en ambas votaciones. Tras 53 intervenciones correspondientes a otros tantos turnos de palabra, ha cerrado la antesala de la votación Susana Díaz, la instigadora de la implosión socialista, quien ha pedido unidad sin utilizar la palabra ‘abstención’.
Finalmente, el “Sí” (a la abstención) ha ganado por 43 votos —139 a 96—, más que los 27 con que ganó la opción contraria a Pedro Sánchez el primero de octubre. Este resultado permite asegurar que Mariano Rajoy será presidente del Gobierno por segunda vez esta próxima semana, con lo que se pone fin a diez meses de provisionalidad e inquietud.
SE ABRE UNA ETAPA SIN PRECEDENTES
Se abre una etapa apasionante en que el parlamentarismo español deberá cambiar de hábitos y explorar todas sus potencialidades
Falta por conocer cómo se organizará materialmente la abstención y, sobre todo, qué opciones tiene el PSC para no apoyar a Rajoy sin que se produzca una inconveniente ruptura con el PSOE (el PSC es actualmente el principal nexo de unión entre el constitucionalismo y el desnortado parlamento catalán), pero tiempo habrá de examinar estas cuestiones después de todo secundarias.
Se abre, en fin, una etapa apasionante en que el parlamentarismo español deberá cambiar de hábitos y explorar todas sus potencialidades para que el gobierno en minoría que va a formarse pueda desenvolverse mediante la negociación y el pacto, y no se frustren las fundadas expectativas. No será fácil pero tendremos que intentarlo.