El globo sonda de Moncloa sobre un avance electoral al 14 o 28 de abril ha cumplido satisfactoriamente con uno de sus dos objetivos: el de presionar a los independentistas. El segundo: tantear cómo se acoge un movimiento tan osado, está en desarrollo. Por el momento, una parte importante del socialismo se muestra convencida de que la victoria en unos comicios tan prematuros sería suya.
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Nervios en ERC y el PDeCAT: "Imploran a Moncloa" volver a negociarEl PSOE se considera capaz de capitalizar el hartazgo de la sociedad, agotada de la tensión constante a la que le somete la política. Según relatan desde el partido, creen, además, que sacarán réditos de la polarización de PP y Ciudadanos, en clara competición para reconquistar el espacio que está ocupando la ultraderecha de Vox. El seguimiento de la manifestación convocada por estas fuerzas en la madrileña plaza Colón del pasado domingo ha dado alas a todas estas hipótesis: el centro está desierto y estas dos fuerzas se escoran hacia el populismo, lo que les sirve en bandeja la campaña.
Explican fuentes del partido que desempolvarán el lema "si tú no vas ellos vuelven", que ya usó el PSC en las generales de 2008, y que se presentarán como los únicos capaces de establecer un cordón sanitario "contra la derecha más reaccionaria". Bajo estos supuestos, tienen digerido que se convertirán en la fuerza más votada. "Otra cosa es gobernar", asumen.
Las sumas de fuerzas tras conocerse los resultados de estas elecciones, que se celebrarán apenas 10 meses después de la moción de censura, les hace dudar. Y saben que se arriesgan a perder Moncloa, a pesar de vencer en las urnas. Por eso, ante una reedición del pacto andaluz que ha sentado al PP en la Junta de la región con el apoyo de Ciudadanos y Vox, confían en poder repetir el pacto de la moción de censura y sumar los suficientes escaños para investir al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de los comicios del 26 de mayo.
Otra posibilidad es la de aglutinar todas las elecciones en un 'súper domingo', coincidiendo con las municipales y autonómicas, pero esta opción desagrada a los barones socialistas, como los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, -que piensan que la política de apaciguamiento de Sánchez con el independentismo les puede perjudicar- pero tampoco partidos como el PNV, Compromís y Coalición Canaria, a quien los socialistas podrían necesitar en una investidura y quienes piensan que las opciones a las que ellos representan podrían quedar diluidas en una campaña en que la política nacional lo contamine todo. De hecho, es la favorita de los populares, conscientes de que puede beneficiarles unir comicios.
PEDECAT Y ERC NO RETIRAN LAS ENMIENDAS
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La opción de ir a generales el 28 de abril gana enteros en el seno del GobiernoLa maquinaria electoral del partido tiene todos los números de ponerse en marcha si el proyecto de Presupuestos Generales de Pedro Sánchez es tumbado por mayoría en el Congreso y devuelto al Gobierno. El tiempo se agota y Moncloa sabe que lo tiene muy difícil, ya que sería necesario que los partidos independentistas retiraran sus enmiendas a la totalidad de las cuentas de Pedro Sánchez.
La situación en estos momentos es que ni ERC ni el PDeCAT están dispuestos a anular sus vetos. A pesar de que la pelota está en el tejado de los soberanistas, los socialistas tienen asumido que es demasiado pronto para que reculen. "Ha habido mediadores que han estado todo el martes tanteando qué opciones hay de que finalmente apoyen las cuentas", explican fuentes parlamentarias, pero también admiten que este desenlace "sería una sorpresa".
El órdago electoral de los socialistas ha disparado los nervios entre las fuerzas soberanistas que han "implorado contactos con Moncloa". Según relatan, las conversaciones se quebraron abruptamente el jueves ya que desde el círculo interno de Sánchez se decidió que el fracaso comunicativo del relator les pasaba factura. Ahora, republicanos y postconvergentes están cambiando su postura, pero son prisioneros de su propio juego del gallina que acabará, si nadie da un volantazo, en las urnas.
Cierto es, reconocen unos y otros, que el fracaso de los PGE no es el fin de la Legislatura. "Podemos seguir gobernando", declaran en el partido, pero el desgaste será máximo. En cuanto este miércoles finalice el debate de los Presupuestos en el Congreso, el Gobierno mediará muy bien sus opciones. "Tenemos hasta el 19 de febrero para convocar elecciones en abril", relatan fuentes internas del partido.